Javier Fumero

Cuidado con el marketing, Pedro

Ficha del libro de Pedro Sánchez.
Ficha del libro de Pedro Sánchez.

No soy muy aficionado a los juegos de cartas. Pero siempre he oído decir que en las partidas del ‘siete y medio’ tan funesto es quedarte corto como pasarte. Lo digo a cuenta del anuncio realizado este martes sobre la inminente publicación de un libro firmado por el presidente del Gobierno y titulado: “Manual de Resistencia”.

La campaña promocional de la editorial Planeta incluye un lema relevante: “Por primera vez en la historia de la democracia española, un presidente publica un libro sobre su mandato, solo medio año después de haber accedido al cargo”.

Claro, faltaría más. Por algo será. Porque yo me pregunto: ¿Eran poco ocurrentes los presidentes anteriores? ¿Tenían poco que decir? ¿Acaso no sabían escribir (o no tenían a alguien que lo hiciera por ellos? Nada de eso. Quizás es que tenían más sentido común o fueron mejor asesorados.

¿Qué hace un presidente del Gobierno publicando un libro durante su mandato? A mi modo de ver, cometer un error de bulto. Un presidente recibe el encargo expreso de los ciudadanos de liderar una nación, de gobernar un país, de dedicarse en cuerpo y alma a mejorar las condiciones de sus habitantes. Todo el tiempo debe estar centrado en eso… y en el descanso, descanso concebido como una forma de recuperar fuerzas para desempeñar de la mejor forma su misión principal.

Alguien puede objetar: y también debe dedicar tiempo a explicarse; si no, que se lo digan a Rajoy, que pasará a la historia como uno de los presidentes menos pedagógicos de este país. Se explicaba mal, explicaba mal sus decisiones y , lo que es peor, no entendía por qué debía dar cuenta de su trabajo.

Bien. Pero como en las partidas del ‘siete y medio’, es clave evitar también los excesos. Y este libro de Pedro Sánchez lo parece.

Parece que este presidente, a falta de fuste y materia gris, opta por el marketing. Los españoles pueden pensar que ahora recurre a los fuegos artificiales para que no se fijen en lo mollar, en la cruda realidad. Desvía nuestra atención, qué raro.

Publicidad, sí. Pero siempre contenida, desplegada de forma sutil, y siempre, por elevación. Propaganda, no. Porque remite inevitablemente a la manipulación, al burdo maquillaje que se puede descascarillar en un abrir y cerrar de ojos.

Más en twitter: @javierfumero

 
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