Javier Fumero

La desaparición de la ministra Dolores Delgado

dolores delgado
La ministra de Justicia, Dolores Delgado

El otro día, de forma repentina, caí en la cuenta. ¿Hace mucho tiempo que la ministra de Justicia no aparece? Es como si se hubiera evaporado, ¿verdad?

Es extraño. Tuvo bastante presencia mediática en los meses inmediatamente posteriores a su nombramiento. Pedro Sánchez le dio bastante juego. Acaparó titulares. Protagonizó un rimbombante arranque impulsando la iniciativa más ambiciosa de su cartera: recuperar la justicia universal; dotar a los jueces españoles de la capacidad de intervenir extraterritorialmente en determinados casos.

Pero todo se torció. Primero fue su polémica sobremesa con Baltasar Garzón y el controvertido comisario Villarejo. Aquellos audios la dejaron muy tocada, por lo que se escuchó y por lo que no se escuchó. Después logró unir a toda la profesión para una convocatoria de huelga general en el sector: jueces y fiscales esperaban que ella –una de la suyas- llevara a cabo desde el Ministerio buena parte de las reclamaciones que denunciaba desde la Unión Progresista de Fiscales. Quedaron decepcionados.

También le tocó gestionar la demanda interpuesta en Bélgica contra el magistrado del Tribunal Supremo, el juez Pablo Llarena. Fue un desastre y tuvo que ser corregida, enmendada, por el propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

Fracasó también en la renovación del Consejo General del Poder Judicial, cuando ella misma llevó personalmente la interlocución con Rafael Catalá, el negociador designado por el PP. De hecho dos importantes ministros del Gobierno –Margarita Robles y Fernando Grande-Marlaska- atribuyeron a la ministra la imprudente filtración a la opinión pública del nombre de Manuel Marchena como candidato a la presidencia. Todo saltó por los aires.

También se pone en el debe de Dolores Delgado haber fulminado al abogado del Estado que estaba encargado de la causa del ‘proces’, por negarse a firmar la rebaja de la acusación (por rebelión) a un delito de sedición.

Ha sido reprobada hasta en tres ocasiones por el Parlamento en estos siete meses de Gobierno socialista.  Y lo que es más sintomático: se ha quedado sola. Apenas tiene apoyos. Lo que sucedió el pasado 4 de diciembre lo demuestra.

Ese día tuvo lugar en Madrid un desayuno informativo organizado por el Foro Nueva Economía. No acudió a arroparla ningún miembro del Gobierno. Tampoco hizo acto de presencia ningún integrante de la dirección del Grupo Socialista. Nadie.

Más en twitter: @javierfumero

 
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