Javier Fumero

Y cuando despertó, Obama era un bluf

Anda el personal conmocionado, lamiéndose las heridas y con un soberano ataque de orfandad. El mito, el icono, la gran esperanza del mundo se nos ha desmoronado: no queda ni rastro de ella. Obama es un bluf.

Me llamó la atención el artículo que publicó hace unos días el diario El País firmado por el corresponsal del periódico en Washington. Se titulaba “Una presidencia a la deriva” y su análisis era demoledor. Algunas píldoras:

-- “La corrección de la reforma sanitaria es la última prueba de la incompetencia y la improvisación”.

-- “Una gestión que navega a la deriva desde hace meses y que ha convertido al presidente más deseado de la historia en la mayor decepción”.

-- “La autoridad de Obama se resquebraja. Si no es capaz de sacar adelante convincentemente el programa estrella de su presidencia, ¿de qué es capaz?”.

-- “Sus compañeros demócratas, más preocupados de su propia suerte en las próximas elecciones legislativas, empiezan a abandonarle”.

-- “Su popularidad está en los niveles más bajos que se recuerdan, similares a los de George W. Bush por estas fechas. Su abatimiento y desmoralización son visibles”.

-- “Su falta de liderazgo, ya sea en los asuntos domésticos, en la crisis de Siria o en la negociación con Irán, es motivo de preocupación en todas las cancillerías”.

Esta semana, la revista The Economist dedica una demoledora portada al presidente de los Estados Unidos. Es esta:

 


Hay que recordar que hace un año, el semanario británico dio su apoyo explícito a Barack Obama. Era el hombre que debía sacar los Estados Unidos adelante en una segunda legislatura de consolidación. Él había logrado, decían, contener los efectos de la crisis económica mundial y le tocaba ahora dar el do de pecho.

Pues no. A estas alturas, The Economist piensa que el líder se ha marchitado. No hay nada que hacer. Está amortizado. Tocado y hundido.

Conclusión. Parece que aquel esperado y romántico “Yes, we can” se ha quedado en pura mercadotecnia. Sus más entusiastas seguidores están profundamente decepcionados ante la retahíla de fiascos acumulados: continuismo, parálisis, escasez de ideas, incoherencia, falta de pujanza, cierta candidez, espionaje a periodistas, registros telefónicos, rastreo de correos electrónicos, chats y fotos en todo el mundo...

Un bluf.

Más en twitter: @javierfumero

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