Javier Fumero

El día que estuvimos a punto de ir a la guerra

No ha sido suficientemente comentado un hecho excepcional del que hemos sido testigos todos los ciudadanos del mundo medianamente informados.

Esta sociedad globalizada, capaz de generar al día millones de impactos informativos, nos lleva a una existencia al límite, de vértigo, que apenas deja espacio para recapacitar: para detenerse y, una vez parado, pensar.

Antes de ayer, el mundo estuvo a milésimas de segundo de asistir a una guerra, con el despliegue de todo el aparato que suele acompañarla: muertos, destrucción, daños colaterales, heridos, bolsas financieras en caída libre, alza del petróleo, auge en la venta de armas, movimientos de refugiados, hambre, desolación...

Sin embargo, en un hecho con muy pocos precedentes la amenaza se desvaneció. Recordemos el orden de los acontecimientos. Basta visitar la hemeroteca para hacerse una idea bastante clara de lo que pasó:

-- A finales de agosto pasado, Israel esperaba ya un ataque inminente sobre Siria. No se trata de un país en manos de un puñado de atolondrados. Todo lo contrario: pasa por tener uno de los mejores servicios de información del mundo. El diario ABC se hacía eco el 25 agosto de la grave amenaza.

“Estados Unidos está listo para un ataque sobre Siria, que podría ser inminente: el dispositivo militar está en posición de combate, las razones han sido expuestas a la opinión pública, el Congreso ha sido informado, se ha obtenido el imprescindible respaldo de una parte sustancial de la comunidad internacional y ha sido descartada cualquier otra alternativa. Todo está preparado para que el presidente Barack Obama dé la orden, que la comunicará al mismo tiempo a toda la nación”.

-- Tres días después, el diario El País no dejaba lugar a dudas. No había marcha atrás. La guerra era inminente. Esta fue su portada, sin matices, sin circunloquios, sin medias tintas:



 

-- La prensa siguió informando en días posteriores de un aumento de la tensión, de la disparidad de criterios entre el régimen sirio y los representantes internacionales, de una situación cada vez más insostenible.

-- Sin embargo, días después, de forma inopinada, cambia el signo de los acontecimientos. El Papa Francisco había convocado a todos los hombres de bien a una jornada mundial de oración por la Paz en Siria. El 7 de septiembre, se produjo la movilización silenciosa, discreta, pacífica.

El llamamiento tuvo especial resonancia en Oriente Medio. Según publicó entonces la prensa, los patriarcas, a menudo rivales entre sí, se unieron en un mismo clamor ante el temor a las consecuencias derivadas de la propagación de la guerra.

-- El 10 de septiembre, de forma sorprendente, Basar Al Assad, tras meses negándose a negociar, cambia su postura y acepta poner sus armas químicas bajo control internacional.

-- 14 de septiembre. Esa misma semana, los negociadores llegan a un acuerdo. Habrá controles sobre el terreno y destrucción de arsenales.

-- 18 de septiembre.  Queda sellado un acuerdo entre Rusia y Estados Unidos: no habrá guerra.

Más en twitter: @javierfumero

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