Estas elecciones no han sido inútiles: ¡se acabó el comodín!
“Para este viaje no hacían falta estas alforjas”. Estas han sido las palabras de Pablo Casado este martes al conocer el principio de acuerdo entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias para un gobierno de coalición, día y medio después del cierre de las urnas.
¿Y ahora qué ha cambiado? ¿No dijo Pedro Sánchez en septiembre que no podría dormir tranquilo (ni el 95% de los españoles) con Podemos en el Gobierno? ¿Qué hará ahora: tomar ‘Dormidina’? ¿No hemos perdido siete meses en balde?
No digo que no. Porque me subleva la estulticia de nuestra clase política, que mira únicamente por su interés y demasiadas veces olvida que se deben a un país, al interés general y a unos ciudadanos. Además, me asombra esta capacidad que tienen algunos líderes políticos para contradecirse abiertamente en tan poco tiempo, sin rubor, sin vergüenza.
Y siendo cierto esto, quiero apuntar tres reflexiones sobre el efecto benéfico que pueden tener los comicios celebrados el pasado domingo. A saber:
a) El más importante. Estas elecciones sientan un precedente de gran relevancia. Vienen tiempos de victorias precarias en las urnas, que exigirán grandes dosis de diálogo y pactos, negociación y búsqueda de consensos. Ya se ha dicho. Pero una cosa es hablar, teorizar, y otra muy distinta lo que ha pasado. Hasta ahora existía este comodín, que utilizó por primera vez Mariano Rajoy en 2015, de recurrir a unas nuevas elecciones si las negociaciones no se acercaban al ideal establecido por el partido con más votos. Rajoy dijo que se plantaba, convocó para 2016... y le salió bien. Recibió más apoyo y la oposición tuvo que ceder.
Pues bien. El 10-N ha salido rana para el partido que ha intentado exactamente lo mismo. Pérdida de apoyos, ridículo manifiesto, crecimiento de la derecha conservadora… y el envaine consiguiente por parte del partido que tenía la sartén por el mango. El pueblo ha penalizado al bloque que pudo gobernar y no llegó a un acuerdo. Ahora están peor que hace siete meses. Ellos lo han querido.
Que este mensaje, duro y contundente, ha llegado alto y claro al oído de los protagonistas del desaguisado lo demuestra la celeridad con la que se ha anunciado este pacto entre Sánchez e Iglesias. Esto no es nada malo. Sienta un precedente, insisto, que será de gran ayuda ante futuros escenarios negociadores. Ya no vale acudir tan ligeramente al comodín de las urnas: te puede explotar en la cara. Cede, pacta y resuelve.
b) Otro efecto benéfico del domingo es ver a la CUP en sede parlamentaria. Algunos lo interpretan al revés: ¡qué horror ver a los antisistema en el hemiciclo! Es como meter al demonio en la casa de todos los españoles, dicen. Opino todo lo contrario: si los radicales se avienen a jugar a la democracia se alejan de los contenedores quemados y las barricadas. Al menos sus argumentos guerrilleros como única forma de expresión quedan deslegitimados: expongan con respeto lo que piensan, convénzannos con argumentos (y no con cócteles molotov), votemos y acaten.
c) La tercera buena noticia de estos comicios ha sido el impecable y rápido recuento de votos al que asistimos el domingo, responsabilidad de INDRA. España puede presumir ante el mundo desarrollado de tener uno de los sistemas más modernos y efectivos en este tipo de cometidos. Creo que es para subrayarlo, ponerlo en valor y estar orgullosos.
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