No encuentro el glamour de la nueva TVE
¿Dónde está –pregunto- la glamourosa, equilibrada y fetén nueva Televisión Española que la izquierda de Pedro Sánchez y Podemos iban a alumbrar? Yo no la encuentro. Por ningún lado. Y el que no se ha escondido, tiempo ha tenido. La nueva cúpula liderada por Rosa María Mateo ha tenido tiempo, más que suficiente, de abandonar las cavernas.
Porque durante siete años este fue el relato que se nos vendió: la derechona de Mariano Rajoy imponía una insufrible manipulación sobre la televisión de todos. A costa del dinero de todos los españoles, un grupo de profesionales vendidos al PP camparon a sus anchas por la Corporación y, de forma torticera, se dedicaron a tergiversar la realidad. Mañana, tarde y noche.
Tanto daño causaban que hasta se puso en marcha el llamado Consejo de Informativos (CdI), un órgano impulsado internamente para denunciar abusos, trampas y manipulaciones. Ya verían –se decía- cuando cambiara la tendencia, cuando se liberaran las cadenas y ellos, los ecuánimes y equilibrados, tomaran las riendas de TVE.
Llegó la moción de censura y Pedro Sánchez decidió dar vida a una nueva Televisión Española, promoviendo, entre otros, a dos de los denunciantes, a dos integrantes de aquel Consejo: Xavier Fortes, que aterrizó en ‘Los Desayunos de TVE’ y puso en marcha una tertulia política (ahora retirada por baja audiencia) y José Carlos Gallardo, jefe de Internacional.
Además, cuando Rosa María Mateo se convirtió, el pasado mes de agosto, en administradora única provisional del Ente Público destituyó como jefe de los Servicios Informativos a José Antonio Álvarez Gundín, que fue reemplazado por Begoña Alegría. La nueva responsable designó de inmediato nuevos responsables de áreas y editores de los telediarios. La ‘limpia’ fue de campeonato.
Cuando se produjeron estos cambios, los informativos de La 1 ostentaban el liderazgo en audiencia sin necesidad de recurrir al simulcast del Canal 24 Horas: en ese momento concitaban la atención de 1.996.000 espectadores de media, por delante de Telecinco (1.950.000) y Antena 3 (1.900.000).
Ahora, cuatro meses después, la cadena pública no sólo ha cedido a Antena 3 el liderazgo en este apartado, sino que incluso ha caído a la tercera posición, por detrás de Telecinco. Según un informe que acaba de difundir Barlovento Comunicación, con datos de Kantar Media, RTVE ha perdido un liderazgo que ostentó durante todo 2017 y en 2018… hasta el relevo impuesto mediante decreto ley por el Gobierno de Pedro Sánchez.
Javier Caballero, el presidente de aquel CdI tan beligerante con el anterior gobierno, negó desde el primer momento que se hubiera producido una purga en Torrespaña y justificó así los relevos: “En los últimos años hemos pedido regeneración democrática; que se volviera a hacer periodismo y no información gubernamental. Esto es incompatible con mantener en sus puestos a personas que han estado ejerciendo mal periodismo”.
Llega el momento de pedir explicaciones. A la vista de los datos fríos y desapasionados, y entendiendo que los ciudadanos no son tontos (todo lo contrario: suelen tener un criterio estupendo), parece claro que quien se equivocaba es él. Los espectadores se marchan. El mal periodismo parece haber sustituido a uno que era, al menos, aceptado de forma mayoritaria por buena parte de la audiencia.
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