Javier Fumero

Con la energía nuclear no se juega

Yo recuerdo que de pequeñito a uno le decían en casa aquello de: “con las cosas de comer no se juega”. La lección que escondía el mensaje se fue haciendo evidente con el tiempo. Jugar con elementos esenciales para la subsistencia es una gran torpeza. Para eso están los peluches, el balón de fútbol o el sonajero.

Este martes, el ministro Alvaro Nadal ha comunicado que el Gobierno no va a reabrir la central nuclear de Garoña. La decisión está tomada. La planta más antigua de las siete que operan en España tenía luz verde otorgada por el Consejo de Seguridad Nuclear el pasado mes de febrero si se realizaban algunas inversiones.

Sin embargo, este confidencial desveló ayer una de las claves que ha motivado esta decisión. El PNV había pedido al Ejecutivo de Rajoy, semanas atrás, poder enarbolar este logro político –la clausura de Garoña, que linda con Álava- como condición para dar su apoyo a los Presupuestos de 2018.

Es la confirmación de que una decisión tan relevante, que afecta a algo tan sensible para los españoles como es el precio de la energía, se ha tomado atendiendo principalmente a cuestiones políticas, no tanto técnicas.

Esto no es bueno. Porque como nos decían en casa, con las cosas de comer no se juega. Esperemos que nuestros gobernantes recuperen la sensatez y el sentido común de cara al futuro. Porque ese futuro tiene nombre: otras siete centrales nucleares, que suman 7.400 megavatios.

Los permisos de Vandellós y Almaraz I y II vencen en 2020. En 2021 le llegará el turno a Cofrentes y Ascó I y II. Y en 2024 habrá que decidir lo que hacer con Trillo I.

¿Se decidirá qué hacer con estas instalaciones atendiendo al interés nacional? ¿O volverá algún partido a mercadear con el porvenir de todos los españoles?

Más en twitter: @javierfumero

 
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