Javier Fumero

Es la campaña de Navidad, estúpido

Cenas de empresa en Navidad
Cenas de empresa en Navidad

La verdad es que esto explica muchas cosas. ¿Por qué ese empeño de Ciudadanos en discrepar con Ayuso en Madrid? ¿Por qué jugar tanto al despiste si no vas a romper la alianza? ¿Qué hay detrás de ese pulso al PP por parte del Gobierno y de Ciudadanos discrepando sobre el mayor o menor rigor del confinamiento de Madrid?

Maniobras políticas interesadas aparte (que las hay), el otro día nos contaron una clave de fondo: uno de los motivos de ese enfrentamiento por las medidas contra la segunda ola de coronavirus es la campaña de Navidad. Al parecer, Moncloa y Arrimadas comparten una misma idea que se podría enunciar así: 

-- Es preciso aplicar un frenazo en seco de la actividad económica y social durante el mes de noviembre para doblegar la curva de contagios cuanto antes y conseguir después impulsar el consumo durante la campaña de ventas de Navidad, la más importante del año en términos de facturación.

Es un análisis para Madrid pero también para el resto de España. Por eso el Ejecutivo ha buscado la complicidad del partido naranja que tiene que hacer pedagogía con el PP en aquellos territorios donde gobiernan juntos: Andalucía, Madrid, etc.

Se trata, explican, de lograr un alto volumen de facturación en diciembre, de evitar la cancelación de los planes del puente de la Inmaculada, de evitar la paralización de las celebraciones navideñas y de las comidas de empresa y también de las reuniones familiares que se producen a finales de diciembre.

Si los rebrotes provocados por la segunda ola obligan a cerrar hoteles, comercios y restaurantes será la debacle. O si se limita mucho el aforo y la movilidad.

Algunos se han atrevido a dar cifras y aseguran que hay en juego más de 10.000 millones de euros. Ese es el dinero que gastaron el año pasado los 18 millones y medio de hogares que hay en el país en tiendas, bares, hoteles o viajes durante el último mes del año, unos días clave para el consumo.

Cada familia gastó 554 euros en la campaña de Navidad, un 2,4% más que en 2018, según un informe de la consultora Deloitte.

Esa es una de las claves, insisto, del empeño de Salvador Illa y Fernando Simón por adoptar ahora, cuanto antes, medidas más restrictivas. Se trata de frenar de inmediato la propagación del virus para lograr un fin de año con mayor movilidad y actividad comercial.

Se entiende. Otra cosa es que volvamos a tener la extraña sensación de que los criterios económicos vuelven a tener más peso que los sanitarios. Sigo echando en falta que los expertos dejen bien claro qué medidas son las más convenientes para la salud, al margen de la economía. 

 

Porque hay discrepancias sobre esto: unos aseguran que conviene restringir al máximo los movimientos de la población, en general; pero hay otros que utilizan sesudos informes para advertir de que el encerramiento no impide la erradicación del bicho y es contraproducente.

Todos queremos llegar a comernos el turrón y mejor acompañados, que en soledad. Pero especular con las cosas de comer nunca ha sido una buena recomendación.

Más en twitter: @javierfumero

Comentarios
Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato