Es pronto, es pronto

Andalucía nos adelantó lo que va a ser esto a partir de ahora, lo que va a suceder en los comicios que están por venir. El voto decisivo, hasta un 30% del total, se decidirá en la última semana de cada cita electoral. Esto tiene una explicación y una interesante consecuencia.

El panorama político ya no es el mismo de antes. Por primera vez, hasta cinco partidos se presentan a estas elecciones con opciones de sacar más de un 10% de los votos. Esto nunca había pasado en nuestro país. Nunca.

Desde hace treinta años, coincidiendo con la muerte de UCD, en España el votante podía elegir mayoritariamente entre un partido de izquierda y otro de derecha. Punto. El trasvase de apoyos era pequeño: un ciudadano elegía más bien entre votar a su partido o no votar si los suyos lo tenían muy decepcionado.

Ahora no. Ahora el votante de izquierdas puede elegir entre dar su apoyo al PSOE, a Podemos o a Ciudadanos. Pero un votante de derechas se puede manejar también con cierta comodidad entre PP, Ciudadanos y Vox. No votar a ninguno se presenta de hecho como la cuarta alternativa de ambos.

Este cambio en la oferta, esta multiplicación de opciones, provoca indefinición. Hay muchos españoles que todavía no tienen claro a quién van a votar. Si les preguntas a otros te pueden decir que a uno de ellos pero al cabo de los días puede cambiar de opinión. Además de los indecisos, hay fluctuaciones importantes, trasvases continuos dependiendo de gestos, anuncios o decisiones.

Por eso digo que es pronto para concluir quién ganará o quién perderá en las generales del 28 de abril. Quedan seis semanas, una enormidad. Van a pasar muchas cosas, sin duda, que serán decisivas. De ahí que sea muy aconsejable la prudencia. Quien se apresure a descorchar la botella de champán o a enterrar al muerto, puede cometer un grave error.

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