Javier Fumero

El espontáneo paranoico también llamó a nuestra puerta

En este trabajo te encuentras muchas cosas. También con personas trastornadas, con presuntos informantes paranoicos, enfermos desquiciados, que necesitan tratamiento. Lo digo a propósito de ese chico que se hizo famoso la semana pasada tras aparecer en varios programas de televisión nacionales como un espontáneo. Ese chico también llamó a nuestra puerta.

Lo de hace unos días ha sido más llamativo. Irrumpió en el Telediario de La 1 tras permanecer cuatro horas encerrado en un cuarto de baño a la espera de una oportunidad. Apareció en el ‘¡Sálvame!’ de Telecinco. Se coló en el ‘Más vale tarde’ de La Sexta... También intentó abordar a la Reina Sofía el pasado mes de septiembre cuando esta acudió a visitar al Rey en la Clínica Quirón.

Se llama Carlos Díaz Fernández, estudió durante tres años Ingeniería Técnica Industrial y, según explica él mismo, trabajó como vigilante de seguridad durante seis años. Lo conozco por lo siguiente.

Un día del pasado mes de junio, recibimos en El Confidencial Digital un correo electrónico. El autor del texto aseguraba disponer de datos muy relevantes. Quería destapar una trama de asesinatos en España orquestados discretamente por los servicios de inteligencia norteamericanos.

Nos relató algunos casos, todos ellos crímenes secretos cometidos por la CIA:

-- Una señora de Orense acababa de morir por la explosión de una bombona de gas en su casa. No era lo que parecía: los yanquis estaban detrás.

-- Después nos dijo que el trágico accidente del tren Alvia en Santiago de Compostela era un sabotaje brutal, obra también de los malos de Norteamérica. Tenía pruebas de ello.

-- En agosto, el aventurero y presentador de televisión barcelonés Álvaro Bultó Sagnier, de 51 años, falleció en los Alpes suizos cuando practicaba wingsuit flying (el hombre pájaro o salto con traje de alas). También aquel suceso había sido un atentado de la inteligencia americana, nos advirtió días después.

-- Pasaron dos meses. En octubre, Manolo Escobar falleció en Benidorm, a los 82 años. Según declaró la familia, el cantante estaba hospitalizado a consecuencia del cáncer que padecía desde 2010. Pero nuestro informante volvió a la carga. No había que llevarse a engaño: la CIA seguía causando bajas en España. En silencio, con discreción.

 

-- Finalmente, el entrenador de fútbol Luis Aragonés murió este mes de febrero, con 75 años, en la Clínica Centro de Madrid. El traumatólogo Pedro Guillén explicó entonces que la causa de la muerte había sido una leucemia. No era cierto, nos dijo nuestro espontáneo. Los espías de Obama seguían a lo suyo. Y nosotros, en la inopia.

Este chico nos escribía siempre advirtiéndonos de que estaba poniendo en peligro su vida para informarnos. Su integridad física no estaba asegurada. Una vez nos llegó a confirmar que estaba redactando sus confidencias desde debajo de la mesa de su habitación: no quería hacerlo muy expuesto, nunca se sabe…

Recuerdo que en otra ocasión nos animó a seguir atentamente los discursos y ruedas de prensa de Barack Obama: detrás de sus palabras había mensajes en clave que él había logrado descifrar. Así, el presidente lanzaba órdenes ocultas, activaba operaciones secretas, daba luz verde a ejecuciones y maniobraba en la sombra.

Una vez nos advirtió de que no podía más: se marchaba de Madrid. La presión que ejercían sobre él los servicios secretos era asfixiante. Nos contaba a nosotros –sólo a nosotros- que fijaba ahora su residencia en Sevilla.

Pero debíamos estar atentos: si en tres días no recibíamos ningún mensaje suyo, debíamos dar la voz de alarma. Los ‘malos’ –empeñados en que mantuviera la boca cerrada- habrían logrado capturarle. Su vida corría peligro.

Parece el guión de una película americana pero es real como la vida misma.

Más en twitter: @javierfumero

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