Javier Fumero

Feminismo degollado

Mujeres africanas.
Mujeres africanas.

Se llamaba Nieves Sancho Lope pero era más conocida como Sor Inés. Cuando tenía 12 años ingresó en la congregación religiosa Hijas de Jesús de Massac, en Francia y llevaba 23 años en la República Centroafricana, país inmerso en una guerra civil desde 2012.

Nació hace 77 años en la pequeña localidad burgalesa de Avellanosa de Muño, en Burgos, y era la segunda de cinco hermanos. Su primer destino nada más profesar fue un orfanato de Toulouse. Regresó al barrio murciano de San Basilio, para dedicarse a servir a los demás. Pero cuando el nivel de vida de aquel suburbio mejoró, pidió ser enviada a misiones. Con 54 años llegó a África.

Sor Inés tenía un huerto, criaba conejos y gallinas. Pero sobre todo dedicaba su tiempo a atender a los más desfavorecidos. Especialmente a las mujeres. Se preocupó de enseñar a coser a las chicas de la aldea. Ayudaba a los que le pedían socorro.

Hace unos días, Nieves Sancho apareció muerta. Fue degollada posiblemente por unos asaltantes que no se andaron con contemplaciones. Su casa, en una aldea cercana a Camerún, apareció revuelta. Ella se había adentrado en la selva, quizás huyendo de los bandidos que acabaron con su vida.

Todos estos datos están extraídos de una noticia publicada por el diario El Mundo, a partir del testimonio de sus familiares. Que recuerdan la entereza de esta mujer, que dedicó su vida a dignificar la vida de tantas africanas con educación, apoyo y cercanía personal. Un hermano de la religiosa explica que la familia no ha intentado repatriar el cadáver. Ella les había manifestado en reiteradas ocasiones su deseo de “morir y ser enterrada en África”.

El verano pasado, sin ir más lejos, les dejó claro que la vida aquí, en Europa, le desasosegaba. No le interesaba el ritmo vital de occidente y sólo encontraba consuelo alejándose del estrés de esta sociedad de consumo. “Cuando se despedía, al coger el avión, rebosaba de alegría de volver para allá”, explica su hermano.

Hay muchas personas entregadas a la causa de la dignificación de las mujeres. Ciudadanos que dedican generosamente su tiempo en mejorar este mundo, también en este delicado capítulo de la igualdad. Pero echo en falta un poco más de atención a este tipo de sucesos, cuando afectan a personas que se dejan literalmente la vida también con este fin.

Es como si la causa feminista solo fuera defendida legítimamente desde un bando. Y no es cierto.

Más en twitter: @javierfumero

 
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