Franco, calienta que sales

Tengo un amigo que critica mucho a los periodistas de un tiempo a esta parte. Dice que entramos demasiado al trapo de Moncloa y Pedro Sánchez. Sostiene que no deberíamos seguirle el juego: nos lanza señuelos y acudimos como miuras a perseguir el capote.

Me lo decía el otro día a cuenta de la Ley de Memoria Democrática que presentó en sociedad Carmen Calvo esta semana. ¿Ves? –me vino a decir. Es un bote de humo y vosotros le seguís el juego. Os dedicáis a darle minutos en el telediario y los boletines de radio, centímetros en la páginas del papel y en las webs informativas.

Es verdad. Entramos al trapo. El problema –le expliqué- es que el asunto ha llegado al Parlamento español. Ni más ni menos. No podemos ignorar lo que sucede, por más que sospechemos que se trata de un juego malabar que pretende esconder problemas mayores. Para evitar esa posible manipulación está, por ejemplo, esta modesta tribuna.

Porque, efectivamente, hay que tener muy poca catadura moral para acudir al Congreso con una proposición de este tipo en plena segunda ola de la pandemia e inmersos como estamos en esta brutal crisis económica. Un asunto tan… doloroso, que divide a los españoles como pocos, tan delicado, se presenta ahora en sede parlamentaria como si hubiera un clamor en España.

“Déjense de preocuparse por los test PCR y los rastreadores, abandonen la negociación para prolongar los ERTE y hagan justicia con los muertos de la Guerra Civil”. ¿Sí? ¿En serio? ¿Han escuchado a alguien estos meses pronunciar una frase similar? No bastó con exhumar a Franco, en otro gesto insólito a pocas semanas de unas elecciones generales. Se trata de que la gente no se detenga a pensar.

La estrategia no es nueva. Se saca a Franco del banquillo, “calienta que sales”, cuando hay que tapar agujeros, carencias o naufragios. Es la histórica derrota en el Congreso, el fracaso en las negociaciones para el techo de gasto y los presupuestos, la patética gestión de la pandemia con sus 50.000 muertos, el procesamiento de Podemos por presunta financiación irregular…

Le tendremos que dedicar tiempo a la cuestión en nuestras páginas por el contrato que hemos firmado con nuestros lectores sobre información, rigor y veracidad. Pero sirvan estas líneas como señal de protesta. Que no nos tomen por tontos.

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