A Gabilondo le va a dar un jamacuco
Vox anunció este martes, con toda solemnidad, que rompe definitivamente las negociaciones con el PP para la investidura de Isabel Díaz Ayuso como presidenta de la Comunidad de Madrid.
El partido de Santiago Abascal adopta esta decisión acusando al PP de grave incumplimiento por no haberle dado entrada aún en el gobierno del Ayuntamiento de Madrid pese al pacto firmado por Teodoro García Egea que especificaba la concesión de concejalías de gobierno a Vox.
La cosa está que arde. Y mucho van a tener que parlamentar PP, Ciudadanos y Vox si no quieren que esto termine con un gobierno de izquierdas en la Comunidad de Madrid. Nada se puede descartar en estos momentos.
Hay quien salió inmediatamente a bromear con el órdago de Vox. “Rompemos… de momento”. “No hay acuerdo… hasta mañana”. Y así todo. Se acordaban los chistosos de los ‘plantones fake’ que protagonizó Vox en Andalucía hace no mucho. Parecía que ardía Troya. Pero todos volvieron al redil, finalmente. También con los presupuestos que habían sido enmedados a la totalidad.
Vox parece empeñado en recalcar que, esta vez, no van de farol. Por lo pronto, han decidido pasar a la oposición en el Ayuntamiento de Madrid. Renuncian a todo y estarán en frente de Martínez-Almeida. Qué quiere eso decir en la práctica, no lo sabemos todavía. Porque el alcalde del PP estará liderando la ciudad.
Ahora, quien centra sobre sí todos los focos es Ángel Gabilondo. Que debe estar de los nervios con esta ciclotímica negociación de investidura en la Comunidad. Hoy está en la oposición y mañana se ve como presidente de todos los madrileños. Por la mañana se levanta al frente del gobierno de la Comunidad y esa misma tarde figura como desterrado hasta por los suyos. No es broma.
Esto último tiene que ver con la intención del PSOE –desvelada hace unos días en estas páginas- de liquidar su fallida apuesta por Madrid. Los socialistas no cuentan para el futuro con el ticket Gabilondo-Pepu Hernández… salvo que el primero termine gobernando, claro.
Así que Gabilondo, tiene una espada de Damocles sobre su cabeza: o gobierna o se marcha para casa. Qué tensión.
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