Javier Fumero

Golpistas buenos y golpistas malos

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez

Nos han soplado, y así lo hemos adelantado por aquí, que Televisión Española prepara la resurrección de aquel formato televisivo que se emitió en España cuando gobernaba José Luis Rodríguez Zapatero: ‘Tengo una pregunta para usted’. Sí, aquel que generó tanta polémica cuando se supo que el líder del país desconocía cuál era el precio de un café en un bar cualquiera. Ese.

Pues parece que la nueva dirección de la Corporación pretende utilizarlo de nuevo para acercar a los ciudadanos al presidente Sánchez según se vaya acercando la cita electoral de las generales.

Pues bien. A un servidor se le acumulan las preguntas sobre cuestiones importantes que le gustaría formular al señor Sánchez. Estos días, por ejemplo, hay algo que no logro entender: ¿por qué este doble rasero a la hora de juzgar las revueltas de Brasil y la algarada independentista del 1-O? ¿por qué un movimiento le parece antidemocrático y el otro, no? ¿cuál es la diferencia?

Pedro Sánchez ha condenado rotundamente el asalto al Congreso de Brasil y “a las instituciones libre y democráticamente elegidas por el pueblo brasileño”. Ha alertado de que la mayor amenaza actual a las democracias la constituye “el resurgir de movimientos ultra dispuestos a arrollar con todo”, que siempre actúan igual. “Los métodos los conocemos y se repiten milimétricamente”, ha subrayado: el “uso sistemático de la mentira” para captar adeptos y “envenenar la convivencia” así como “el ataque de las instituciones democráticas y la legalidad democrática”.

Es que resuena, clavadito, a lo que sucedió en Cataluña en 2017. A la letra. Actuaciones que al presidente del Gobierno escandalizaron en su momento –hay muchas declaraciones sobre la cuestión-, pero que ahora parecen generarle hasta cierta ternura. Tanto que decidió indultar a los promotores y en estos momentos lidera una iniciativa para modificar el delito de sedición y beneficiar de nuevo a los condenados, ahí es nada.

Son este tipo de cosas las que dejan perplejos a los ciudadanos no fanatizados. Los seguidores incondicionales del líder socialista insisten convencidos en que no es lo mismo, pero no argumentan con claridad. Al menos, a mí no me resultan muy convincentes sus explicaciones. Yo no entiendo que haya golpistas buenos y golpistas malos.

Más en twitter: @javierfumero

 
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