Javier Fumero

Los hijos que ODIABAN a sus padres

El otro día mi sobrina me envió el enlace a un vídeo. Por guachap. No decía mucho, era muy escueto: “Ver los hijos que ODIABAN a sus padres”. Y esta dirección de Youtube.

Inicialmente pensé que era el título de una película. Y como un pardillo, le contesté: “Es buena??”. Su respuesta despertó mi curiosidad: “Este vídeo es el mejor que he visto en mucho tiempo”. Y añadió: “Sé que te gustará”.

Pese a semejantes prolegómenos, el anuncio me pilló ocupado y lo dejé estar. Acabo de verlo y…

Imagino que muchos conocerán el fenómeno del ‘youtuber’. Son personas que han decidido crear un canal propio en la red social de vídeos domésticos más grande del mundo: youtube.

Esta plataforma está haciendo famosos y ricos, por la vía más pragmática posible que es la audiencia, a miles de jóvenes con talento, personalidad y unas mínimas dotes para la grabación y el montaje de imágenes. Uno cuelga trucos para superar videojuegos, otro sus diatribas contra el mundo, otro recetas “chungas” de cocina, otro consejos de belleza o piezas humorísticas o novedades tecnológicas…

Si uno logra muchos seguidores puede, como digo, ganar mucho dinero. Un youtuber consolidado puede ingresar en España en torno a unos 2.000 o 3.000 euros al mes si logra un millón de seguidores. Esto va, insisto, de ser capaz de crear contenido con tirón, de interés, y cuidar cómo y cuándo publicar tus vídeos. Y ojo: todo esto va calando en los más pequeños.

Hace un mes, coincidí durante un viaje en tren con un grupo de jóvenes. Tenían entre 8 y  14 años. Para conocerles un poco más, les hice la pregunta del millón: ¿qué quieres ser de mayor? Me quedé de piedra cuando le llegó el turno al más pequeño de todos. Me dijo, alto y claro: “Yo quiero ser youtuber”. ¿Youtuber? Sí, quería ser youtuber y sabía perfectamente en qué consistía la cosa. El enano quiere ser youtuber. Yo me parto...

Pero a lo que iba. El vídeo que me mandó mi sobrina es de una youtuber española, que ha abierto un canal denominado ‘Miare's Project’. El corto en cuestión se titula efectivamente: “los hijos que odiaban a sus padres”.

No me lo quiero cargar: hay que verlo. Sólo diré que nunca había escuchado una exposición más sensata de la llave que abre la puerta a la solución de ese desafío monumental que es la relación entre un padre y un hijo. En boca, además, de una chica adolescente la cosa tiene mucho más mérito.

 

Si tienen diez minutos, no dejen de verlo. Es altamente recomendable.

Más en twitter: @javierfumero

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