El indulto a los presos catalanes está a la vuelta de la esquina
Háganme caso. Bueno, no a mí sino a esos sesudos analistas que están sugiriendo, discretamente, cuál puede ser la estrategia que va a emplear el Gobierno para conceder un indulto ‘de facto’ a los políticos catalanes en prisión.
El camino sería el siguiente. Pedro Sánchez es bastante pragmático y por seguir en La Moncloa es capaz de casi cualquier cosa. Pero un indulto por las bravas a los líderes catalanes condenados no sería ahora sostenible. Ni siquiera para él. Además, el procedimiento sería lento. Aún más: dado que no hay arrepentimiento –un requisito imprescindible para la concesión de la medida de gracia- sería difícil otorgarlo sin que alguien lo pudiera recurrir y tumbar.
Pero Moncloa puede optar por otro camino, como explicaba el otro día Francesc de Carreras en una columna publicada por El País: “cambiar el tipo penal del delito de sedición, rebajar las penas y, en virtud de la retroactividad permitida en el artículo 9.3 de la Constitución, ponerlos de patitas en la calle”.
¿Qué les parece?
Los Presupuestos Generales del Estado están en juego y son la llave para tres años más del gobierno de coalición en La Moncloa. No tendrían que mover el colchón, qué maravilla. Pero para que este trámite pueda ser superado es imprescindible el apoyo de Esquerra. Hay que convencerles y sacar a Oriol Junqueras de la cárcel sería una baza muy consistente para lograr este objetivo.
Pero ¿cómo evitar el desgaste que este plan podría provocar? Buscando un relato, configurando un escenario, diseñando un contexto que permita pasar este atropello por un gesto democrático, justo y hasta hermoso.
Yo no soy tan bueno como Iván Redondo & Cía en este cometido. Pero el departamento de Moncloa habrá elaborado un informe completito sobre la cuestión, con opciones y propuestas. Fíjense en lo que sucedió hace sólo unas semanas.
Juan Carlos Campo, ministro de Justicia, anunció en la sesión de control al Gobierno del Congreso que el Ejecutivo comenzaba a tramitar el expediente de los indultos a los condenados por el procés. Aseguró que se trataba de una simple admisión a trámite. Que ya se vería.
Pero añadió algo interesante: que el Gobierno mantiene su idea de reformar en el Código Penal, entre otros delitos, los de rebelión y sedición “para adaptarlos a la nueva realidad social y a la normativa de otros países”.
Miren qué entrecomillado más precioso. Es el relato, estúpido.
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