Javier Fumero

La izquierda es la principal responsable del estallido de Vox

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Santiago Abascal durante el mítin de Vox en Vistalegre

Se está hablando poco de este hecho y a mi modo de ver, es realmente significativo. El estallido de Vox es responsabilidad principal de la izquierda política española. Una formación hasta ahora minoritaria, casi residual, que ha pasado en un año de 3.000 afiliados a 11.000. ¿Qué ha pasado?

Es cierto que Mariano Rajoy ha tenido parte de responsabilidad. El PP estuvo durante años jugando al centro político, vaciando al partido de ideología, renunciando a la defensa de principios que, a su modo de ver, escoraban la formación excesivamente hacia la derecha. Ese terreno lo ha ocupado Vox pero creo que por ese camino, la formación de Santiago Abascal hubiera logrado 2 o 3 escaños en el parlamento andaluz.

Porque Pablo Casado ha hecho los deberes desde julio y ha vuelto a rearmar ideológicamente al PP. Ha anclado su discurso en pilares como la libertad, la familia, la seguridad, la defensa de la vida y la unidad de España. Sin complejos. Con todo lo que eso supone: defensa de la Constitución y de la unidad de España, defensa de la libre elección educativa por parte de los padres, lucha contra la despoblación y el incentivo de la natalidad…

Pero entonces, ¿por qué ha explosionado Vox?

Yo lo tengo muy claro. Los doce diputados autonómicos andaluces de Vox están directamente relacionados con dos ofensivas impulsadas por la izquierda:

1. Franco. Desde que Pedro Sánchez llegó a La Moncloa se ha dedicado a promover la salida de los restos de Franco del Valle de los Caídos y a impulsar la ley de la memoria histórica, esa directiva que propone, por ejemplo, crear una “Comisión de la Verdad”. El Gobierno pretende investigar ahora los crímenes cometidos durante la Guerra Civil y la Dictadura de Franco y emitir un” informe oficial” sobre lo acontecido en España entre 1936 y 1975. Ochenta años después del fin de la guerra y cuarenta tras la muerte del dictador.

Ignorar ese esfuerzo común llamado Transición Española y la Ley de Amnistía de 1977, con todo lo que esto supuso, ha provocado que quienes hasta ahora estaban pacíficamente tranquilos en sus casas hayan decidido salir a la calle y votar. No son muchos pero sí suficientes para provocar una tormenta en Andalucía. El PSOE y Podemos han movilizado, ellos solitos, a ese votante. Que ahora no se quejen.

2. Cataluña. Un amigo que vive en Sevilla me contó el pasado fin de semana su estupor al cruzarse con dos personas distintas, que habían pasado por zonas de la ciudad vinculadas a la izquierda comunista y feudos afines a Podemos. Allí encontraron a gente de barrio decidida a votar por Vox. No daban crédito. Pero, ¡si Vox es la extrema derecha! “Sí –respondieron sus interlocutores-, pero el PSOE merece un castigo por pactar con los independentistas: eso es intolerable y merece un rapapolvo”.

Son votantes que no comparten el planteamiento ideológico de Vox. En muchos casos, ni de lejos. Pero el domingo decidieron dar en el trasero de Susana Díaz un puntapié al pasteleo de Pedro Sánchez con Puigdemont, Torra y compañeros. Están indignados con la estrategia de socialistas y podemitas con el ‘procés’: el acercamiento a Cataluña de los políticos presos, el amago de indulto a los promotores del 1-O, el cese del abogado del Estado que defendía la imputación por rebelión…

Por todo lo dicho, sigo echando en falta algo de autocrítica por parte de quienes han desatado la tormenta. Alguien podría replicarles, con razón, con aquel dicho: “de aquellos polvos, estos lodos”.

 

Más en twitter: @javierfumero

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