Javier Fumero

Mascarillas extra para jóvenes inmortales

mascarillas
Los jóvenes apenas utilizan mascarilla y son el principal factor de riesgo. En su caso es algo lógico porque se creen inmortales

Me cuentan que media España no está respetando las medidas de distanciamiento social y las reglas básicas de protección sanitaria que han recomendado los expertos. Digo “me cuentan”, porque mi experiencia en Madrid no es esa.

En la capital la mascarilla se usa por la calle de forma mayoritaria. Es raro ver a alguien que no la lleve puesta y si es así, la llevan en la mano porque van de camino a algún sitio. En recintos cerrados, como tiendas, supermercados, bares, iglesias…, siempre se utiliza. Sólo excepcionalmente se ven lugares o momentos en los que no hay verdadera conciencia del problema.

En otras zonas de España no es así. ¿Qué está pasando? ¿Por qué hay gente que se la juega? Quizás sea una mezcla de varios factores: atolondramiento, dejadez, insensibilidad, altas temperaturas, despreocupación… y juventud.

Los jóvenes son el principal factor de riesgo. Y en su caso es algo lógico porque se creen inmortales. Para que se me entienda voy a contar un suceso real que tuvo como protagonista hace bastantes años a la American Cancer Society. Esta organización descubrió tiempo atrás que entre la población americana estaba aumentando peligrosamente el cáncer de piel por excesiva exposición al sol.

Su comité de dirección decidió lanzar una campaña de concienciación a nivel nacional con este lema: “el cáncer mata; cuidado con el sol”. Se insertaron anuncios masivos en prensa, radio y televisión sin coste, porque se ofrecieron como de utilidad pública. ¿Resultado? Un fracaso: la curva de incidencia no bajó prácticamente nada.

Entonces la asociación contrató una empresa de Comunicación, joven e innovadora, cuyo ideario era el siguiente: la publicidad no debe ir a la masa; debemos averiguar qué quiere la gente, el consumidor, y diseñar qué le voy a decir para convencerlo. No planificar de dentro a fuera (convencer al consumidor de que mi producto es muy bueno) sino de fuera a dentro (estudiar qué reclama el consumidor y demostrarle que mi producto es indispensable para su vida y lo mejor para sus intereses).

En este caso la nueva agencia descubrió a través de un estudio que la campaña sobre el cáncer de piel debía dirigirse a jóvenes de entre 12 y 20 años, el principal colectivo afectado. ¿Y en qué piensan? Por lo pronto, se creen inmortales, de ahí que les pillara bastante lejos la idea del cáncer. Eso explica que el lema anterior no les hiciera mella. La siguiente pregunta que se plantearon fue: ¿Por qué toman el sol? Respuesta mayoritaria: para agradar, por belleza.

Entonces los nuevos estrategas diseñaron un plan con el siguiente argumentario: “lo que haces (tomar el sol) va en contra de lo que buscas, la belleza. Utiliza factor de protección 15 y lucirás mejor”. Hablaron con famosos, actores, deportistas… ¡y los lanzaron a proclamar que ellos usaban factor de protección 15! También los y las modelos de belleza: para no quemarse y poder trabajar. Lema de la campaña: “Definitivamente un quince”. La estrategia fue un éxito y la curva del cáncer empezó a bajar en Estados Unidos.

Deberíamos tomar nota e intentar tocar la tecla que realmente produzca efecto con nuestros jóvenes. Quizás el miedo a la muerte no sea efectivo pero ¿y el riesgo a nuevos confinamientos?. “¿Está usted dispuesto a volver a encerrarse? ¿Está listo para volver a un blockout total?”. Ya conocemos la respuesta: no, en absoluto. Pues a taparse la cara.

 

Más en twitter: @javierfumero

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