Javier Fumero

Miembro del consejo de ministros: esa profesión de riesgo

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a varios ministros del Gobierno en los pasillos del Congreso conmemorando el 8-M.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a varios ministros del Gobierno en los pasillos del Congreso conmemorando el 8-M.

Hace unos años se publicó un libro sobre educación, familia y gestión del hogar que me llamó la atención y redacté alguna ficha. Se llama “Siete pares de katiuskas” y como subtítulo llevaba la siguiente leyenda: “La maravillosa aventura de ser madre: Cómo gestionar las emociones y los calcetines de tus hijos”.

Lo escribió Paloma Blanc, madre de familia numerosa –con ocho hijos–, muy activa en redes sociales, que llevaba varios años compartiendo en un blog su experiencia logística y existencial sobre el arte de organizar una casa repleta de miembros. Recogió sus ideas en ese volumen que comenzaba –según me recuerdan mis notas- con un axioma fundamental:
-- Lo primero es gestionar el orden en casa, la organización de las tareas. Sin eso, es imposible abordar el resto de temas. Para ello resulta fundamental evitar los gritos y apostar por la mano izquierda, la diplomacia. Por aquí empieza todo.

Ya me disculparán el encaje de bolillos, pero el libro me ha venido a la cabeza al rememorar el espectáculo al que vamos a asistir cada semana cuando se reúna el consejo de ministros que lidera Pedro Sánchez. Va a hacer falta una dotación de chalecos antibalas, cavar trincheras, la intervención de un grupo de desminadores y la complicidad de especialistas en guerra química y bacteriológica.

Apenas exagero. Estamos hablando de verdaderos profesionales del golpe bajo, la guerra de guerrillas, la resistencia y el escapismo. Ni una broma. Ejercer la diplomacia en este contexto no es tarea fácil. Por eso no le arriendo la ganancia a los protagonistas que deberán esquivar bolas con efecto, dardos envenenados y puñales por la espalda.

Ya lo dije en otra ocasión. Pedro Sánchez haría bien en recordar lo prioritario: el orden, la armonía en el hogar. Ocuparse de la casa, ir sembrando paz y concordia entre los miembros del Gobierno. No vaya a ser que un día se encuentre con un incendio imposible de apagar.

Más en twitter: @javierfumero

 
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