Javier Fumero

Modera tus convicciones

Reunion familiar en Navidad
Reunion familiar en Navidad

Se ha montado tal guirigay que la Comisión Europea ha tenido que retirar el documento para darle una vuelta. Me refiero al dosier sobre Directrices para una “comunicación inclusiva” redactado para los funcionarios de la Unión Europea en el que se pedía felicitar las “fiestas” y no “la Navidad” para evitar herir susceptibilidades.

El escrito, filtrado este martes por el periódico italiano Il Corriere della Sera, recomendaba evitar estos días referencias de carácter cristiano por respeto al prójimo. Porque es necesario, añadía, “ser sensible al hecho de que las personas tienen tradiciones religiosas diferentes”. Por eso, sugería también sustituir expresiones como “el período navideño” por "el período de vacaciones”.

En Madrid sabemos lo que es esto. Durante el mandato de Manuela Carmena hubo de todo. Hasta una cabalgata de Reyes convertida en desfile de Carnaval con música tecno, luces de neón y sus majestades vestidas de rumberos para festejar el solsticio de invierno y evitar cualquier mención explícita a lo que se celebra: una fiesta religiosa. Otro año se vendió el despliegue bajo el lema “oda a la curiosidad”. Curioso sí que era.

Carmena y su equipo estuvieron picando piedra esos años para correr un tupido velo sobre la realidad. Escondieron a sus majestades entre hinchables, marionetas voladoras y actuaciones circenses para, en esta era de la posverdad donde nada es lo que parece, relegar los ‘guiños supersticiosos’ a la esfera privada y llenar esta ciudad de mantras, rollo new age y comida vegana.

Claro que hay que integrar al diferente y sentar las bases para una convivencia pacífica y cordial entre quienes pensamos distinto. Pero cuidado con pedir a los ciudadanos que renuncien a sus convicciones para pactar una ética de mínimos que desplegar en la vida pública. Eso puede valer, insisto, para los relativistas que sostienen que no hay verdades absolutas y que defender lo contrario genera conflictividad y enfrentamiento.

De eso nada. Por lo pronto, hay valores como el derecho a la vida, a la educación, a la vivienda, a no ser manipulado, a la libertad de expresión, a la dignidad humana… que no son negociables o susceptibles de elección a mano alzada. Brotan de la propia naturaleza y el ser del hombre. Y también hay males, como la pedofilia y el genocidio, por ejemplo, que son abusos sin matices, al margen de la cultura, el país, los que estén a favor o el tiempo histórico concreto. De hecho, en estos casos (pedofilia o genocidio) uno no acepta que alguien le diga: “esa es tu opinión personal”. No. Estamos convencidos de que son males para cualquiera y en cualquier momento y circunstancia.

Por lo tanto, cuidado con quien te pide que moderes tus principios: suele estar intentando imponerte los suyos.

Más en twitter: @javierfumero

 
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