Navajazos de guante blanco en la calle Génova

Este martes circuló con mucha profusión por ámbitos del Partido Popular el artículo que publicó ayer ECD en la sección de El Chivato. “Sorprendente mensaje de Génova a los periodistas: Destacad el fracaso que hemos tenido en Galicia”. Este era su título y escondía una carga de profundidad que ha provocado un pequeño seísmo a nivel interno.

Paradójicamente, la victoria del PP en la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid, lejos de pacificar el partido, ha provocado un duro enfrentamiento entre líderes y barones. Pablo Casado se considera legitimado, así lo ha dicho, para comenzar la reconstrucción de la formación que –según su proyecto- le permitirá reconquistar al electorado que les ha abandonado.

Además, desde el equipo de Casado se han querido vengar estos días algunas afrentas –así las califican ellos- recibidas en las últimas cuatro semanas, tras la debacle de las generales. El mensaje chivateado por esta web sería un gesto en esa dirección. Pero ha habido más andanadas y la reacción no se ha hecho esperar.

Algunos barones ‘populares’ que no comparten las decisiones adoptadas por Pablo Casado durante estos meses están que fuman en pipa. Lo que faltaba, dicen. No sólo ha llevado al PP hasta el precipicio de la irrelevancia, a rozar la desaparición por la pinza entre Ciudadanos y Vox, sino que se jacta de haber abandonado el centro y nos ningunea.

Casado & Friends van a tener que lidiar esta crisis interna con mimo y cuidado. La criatura está sumamente debilitada, recién salida de un ictus electoral, con respiración asistida y pronóstico reservado. Una guerra fría ahora, con navajazos y ataques cruzados, podría llevarse por delante a la organización.

Y eso que el Partido Popular no es el PSOE. Quiero decir que para batallas internas de alto voltaje, las que tienen en Ferraz. Eso sí es una balasera en condiciones. Basta recordar el sangriento enfrentamiento que protagonizaron anteayer Pedro Sánchez y Susana Díaz para ver las diferencias.

Asistimos a un pulso de guante blanco. Duro pero medido. En cualquier caso el PP se la está jugando.

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