Ni el PSOE concede 100 días de gracia al Gobierno

Emiliano García-Page.

El concepto de “100 días de gracia” en política (dejando a un lado la restauración del imperio napoleónico) se le atribuye a Franklin Delano Roosevelt. El presidente americano aprovechó en 1933 los primeros cien días de mandato para proclamar: “tenemos que actuar y tenemos que actuar ahora”.

Dicho y hecho. En tres meses aprobó un paquete de quince medidas de gran impacto para luchar contra la Gran Depresión que se demostraron muy efectivas. Tanto que posteriormente se conoció esta acción como el ‘New Deal’. Desde entonces, se habla de los 100 días de gracia como el tiempo que se le suele dar a cualquier partido político al frente de un Ejecutivo para demostrar sus intenciones y dejar claro cómo piensa gobernar el país.

Yo declaré en este mismo foro, hace unos días, mi intención de conceder un periodo de gracia al Gobierno. Esperar ese tiempo antes de juzgar su acción política de forma global. Me lo parece lo justo y razonable. Sin embargo, me estoy quedando solo.

Ni el propio partido socialista parece aguantar el ‘tiempo muerto’. Fíjense en dos hechos de estos últimos días:

a) Emiliano García Page se ha posicionado públicamente en contra de la propuesta del Gobierno de reformar el Código Penal y revisar, entre otras cosas, los delitos de sedición y rebelión. Relacionando la medida con el apoyo de ERC a la investidura de Pedro Sánchez, afirmó: “Con el Código Penal no se puede mercadear, ni lo pueden decidir aquellos que aún hoy siguen diciendo que, si pueden, lo volverán a hacer”.

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b) Guillermo Fernández Vara acaba de achacar la subida del paro en Extremadura al acuerdo sellado por Gobierno y sindicatos para subir el Salario Mínimo Interprofesional. De hecho ha pedido una reunión con la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, para analizar el impacto que el nuevo SMI ha podido tener en el significativo aumento en la región del desempleo en el último trimestre en 18.700 personas, un 19,01%.

Entiendo que se trata de dos barones socialistas habitualmente críticos con Pedro Sánchez. No son del equipo de confianza del presidente, es verdad. Pero en este PSOE de ‘prietas las filas’, de prohibidas las disensiones porque el que proteste no sale en la foto, estos dos desmarques tienen mucha miga. Vamos, en cierta medida son un escándalo.

Si así de revueltas bajan las aguas en la calle Ferraz imagínense en el resto de plazas, donde no hay un deber de mantener un seguidismo ciego a la política presidencial.

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