No a la guerra
Ya salen los todólogos de los camerinos, donde han estado ajustando el maquillaje antes de entrar en plató, para ilustrarnos sobre el nuevo tema del momento: el conflicto Rusia-Ucrania, el riesgo de guerra mundial y toda esa vaina. Han estado leyendo unas fichitas con conceptos básicos, después de haber pasado meses como vulcanólogos palmeros, expertos en inmigración y ciencia para contextualizarnos lo de Novak Djokovic y como peritos de purines, ganado y macrogranjas.
La cosa tiene su miga. Pedro Sánchez enviando tropas a Ucrania mientras los miembros de Unidas Podemos, en el Gobierno, proclaman tajantes su “No a la Guerra” por redes sociales. “Jaque mate fachas”, que decía el otro.
¿Habrá manifestación en la Puerta del Sol? Seguro. Ayuso está implicada en el contubernio, ya lo verán. Hay que parar esta guerra porque Vladimir Putin va a hacer cosas “chulísimas” en Crimea y Dombás. Ya estamos echando en falta una gala de los Goya para sacar las primeras pancartas, improvisar unos mítines y detener el abuso del fukin imperialista.
“¿Alguien sabe en qué Corte Inglés van a estar los socialcomunistas Willy Toledo, Alberto San Juan y Javier Bardem firmando carteles con el NO A LA GUERRA?”, se interesaba alguien el otro día por una red social. Otro recordaba que en Ucrania ya hay una guerra. Desde 2014. En el Este. Con los separatistas apoyados por Rusia. Más de 13.000 víctimas y un millón y medio de desplazados. ¿Dónde estaban los de Podemos mientras todo esto sucedía?
Pero lo más paradójico de todo es que el lema antibelicista vuelve hoy a España para bendecir la posible invasión por parte de Rusia de un país soberano como es Ucrania. Unidas Podemos defiende la actuación de un país super capitalista, marcado por la desigualdad extrema, que persigue a los homosexuales y envenena a opositores, acusada de financiar a la extrema derecha europea y que amenaza con invadir otro país. Eso sí que no lo vimos venir, admitámoslo.
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