Javier Fumero

Ojo, que el chico tiene suerte

Pablo Casado, en el Congreso Nacional Extraordinario del PP.
Pablo Casado, en el Congreso Nacional Extraordinario del PP.

Lo contamos hace unas semanas y lo más relevante es que el comentario provenía desde dentro del propio Partido Popular. Hay dirigentes nacionales con muchas horas de vuelo en política destacando un hecho un tanto… misterioso: Pablo Casado ha acreditado estos meses gozar de la buena fortuna que suele acompañar a los grandes líderes.

Lo sé. Esto no es nada científico. Se puede calificar hasta de una reflexión algo frívola. Porque como dijo el mexicano Emiliano Zapata, “la tierra es para quien la trabaja”. Y también en política, el ascenso profesional, la llegada a La Moncloa, suele ir precedida de muchas horas de trabajo abnegado, muchas veces infructuoso.

Las casualidades no existen. Y las hadas, tampoco. Nadie suele acabar de presidente de un país sin abnegación y esfuerzo, sin haber completado una serie de pasos imprescindibles. Todos ellos arduos y complejos, que requieren tesón, renuncias y privaciones.

Sin embargo, como digo, los veteranos suelen recordar también que, paradójicamente, no todos los sufridos servidores públicos llegan a la cima. Para ello hace falta estar investido de ese especie de súper-poder llamado fortuna. Todos los que culminan la gesta y logran hacerse con las riendas de un país han tenido lo que durante la época de Zapatero se llamó ‘baraka’.

En este sentido, en la calle Génova hay quien afirmar sin rubor que Pablo Casado parece investido de esa estrella que lo acompaña desde que fue nombrado presidente del partido. Y citan algunos sucesos relevantes:

-- La inexplicable renuncia de Alberto Núñez Feijóo, una decisión sobre la que aún no se ha desvelado nada convincente, le abrió la puerta a su candidatura.

-- Quedar por delante de Cospedal en las primarias del PP le permitió lograr el apoyo de ésta y sus afines en el cara a cara final contra Sáenz de Santamaría.

-- Las filtraciones del ex comisario Villarejo sobre la propia Cospedal y su marido, Ignacio López del Hierro, facilitaron su liberación del compromiso que mantenía con ella por aquel apoyo, y María Dolores se vio obligada a abandonar la política.

-- Pero el caso más llamativo ha sido el de Andalucía, donde se daba por segura una derrota de los populares y cuatro años más de oposición. Pues no. Pablo Casado ha tenido la ‘suerte’ suficiente para lograr la carambola imposible. De forma inesperada, un quinto partido –hasta ese momento calificado de outsider- experimentó un crecimiento tal que provocó lo que ninguna encuesta había pronosticado: un histórico cambio político.

Como se ve, no ha sido sólo estar en el lugar oportuno en el momento preciso. El chico tiene suerte. Yo, por lo pronto, voy a ir comprando palomitas: hay que ver si la racha continúa.

 

Más en twitter: @javierfumero

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