Javier Fumero

Otras dos tazas de superioridad moral de la izquierda

Iñigo Urkullu y Pedro Sánchez, en La Moncloa
Iñigo Urkullu y Pedro Sánchez, en La Moncloa

Debería caérseles la cara de vergüenza. Pero no va a pasar. Seguirán ahí, imperturbables, como si con ellos no fuera la cosa. Hay que ver la capacidad de aguante que tiene la ciudadanía española.

Pedro Sánchez dijo que la corrupción por los ERE de Andalucía no iba con el PSOE. Fue cosa del pasado, de una tal Susana Díaz, una chica andaluza que apenas venía por Madrid, que ahora está de salida, languideciendo… nada que ver con el PSOE fetén que habita en Ferraz. El argumentario no tiene un pase pero ahí lo tienen, flotando por el imaginario colectivo.

Junts per Catalunya preparaba el relevo de Quim Torra por la portavoz Laura Borrás, la mujer llamada a liderar a la nueva Convergençia durante los próximos años. Ahora, cuando el Supremo anuncia que la va a investigar por conceder contratos a dedo, mira para otro lado. Ya verán que aquí no se mueve un dedo, ni hay especiales informativos en TVE.

Pero hay más. Este martes, el lehendakari Iñigo Urkullu ha pedido disculpas a la sociedad por la sentencia del llamado ‘caso de Miguel’ (13 años de cárcel a un antiguo diputado foral del PNV por el mayor caso de corrupción en el País Vasco). Urkullu ha condenado estas acciones “reprobables” pero inmediatamente ha añadido: que se corresponden con “actitudes particulares” sin vinculaciones “partidistas”. Claro. Nada que ver con el PNV: eran marcianos de la galaxia.

PSOE, PNV y JxCAT lograron sellar el 1 de junio de 2018, de forma bastante inverosímil, una moción de censura que obtuvo 180 votos a favor, 169 votos en contra y una abstención. Fruto de ese acuerdo, Mariano Rajoy tuvo que presentar su dimisión al rey Felipe VI.

¿Cuál fue la causa principal de esta reprobación? Rajoy era indigno para el cargo porque formaba parte de un partido acusado de corrupción. ¿Metió él la mano en la caja  o alguno de sus ministros, colaboradores directos…? No. Ningún tribunal lo ha acreditado. Fueron dirigentes del partido, de otra época, que parecían actuar también a título particular. Sin embargo, Rajoy tuvo que salir tarifando de Moncloa.

No me pareció mal. Al menos tuvo algo de responsabilidad por culpa ‘in vigilando’, por su deber de vigilar la honorabilidad de los suyos. Lo que me indigna es este doble rasero. Que compremos sin rebelarnos esa supuesta superioridad moral de la izquierda que parece darles carta de naturaleza para cometer con impunidad los mayores atropellos. No lo entiendo.

Más en twitter: @javierfumero

 
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