Javier Fumero

Ozú, asesores en la inopia

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el pasado mes de enero
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el pasado mes de enero

Cuentan desde el PSOE, con bastante nerviosismo, que han empezado a constatar, una vez más, un movimiento como el vivido hace un año en Madrid, cuando el partido cosechó uno de los resultados electorales más decepcionantes de los últimos años.

Asesores cercanos al presidente del Gobierno comienzan a susurrarle al oído a Pedro Sánchez que eso de una victoria aplastante del PP en las elecciones andaluzas de junio, con Vox también en ascenso, es un camelo. “Eso habrá que verlo”, “ya verás cómo remontamos en las últimas semanas: es nuestra especialidad”, “el PP se va a hundir”, “Juan Espadas puede dar la sorpresa y terminar ganando”, “hay partido, presidente: lo podemos hacer”…

Se apoyan en lo sucedido en Castilla y León, cuando el PP generó inicialmente amplias expectativas sobre una mayoría contundente... que finalmente no se cumplieron. Pero allí el PSOE y Podemos retrocedieron. Eso también fue real… Y, sobre todo, como hemos dicho, este fue el mensaje que se transmitió internamente en el PSOE durante la campaña contra Ayuso: “no hagáis caso a las encuestas, estamos mejor de lo que dicen”. Y pum: terminaron hasta superados por Más Madrid.

En el PSOE se echan ahora las manos a la cabeza, porque el castañazo andaluz puede ser monumental. Fundamentalmente porque el candidato no chuta. Juan Espadas sigue estancado, sin capacidad de arrastre, sin movilizar, sin punch. Y eso tiene difícil remedio en tan poco espacio de tiempo.

Pero hay otro dato inquietante: los trackings que hacen los partidos para consumo interno detectan un insólito trasvase de votos –en zonas muy rurales- del PSOE… ¡hacia Vox! Efectivamente, lo contaba hace un mes el diario El País. Hay votantes socialistas que admiten su intención de votar a Macarena Olona por el abandono del campo, la subida de la factura eléctrica y los carburantes (tan importantes para este sector), la sensación general de abandono y la movilización de sectores como la caza y el toreo.

El modo de castigar al Gobierno de Madrid que les ha abandonado y al PP que manda en la Junta, entienden, es votar a Vox, no al PSOE. Por eso, “el partido de Santiago Abascal se está abriendo hueco entre los votantes rurales de los grandes bastiones socialistas del interior de España, según constatan secretarios provinciales, presidentes de diputación...”. No son teorías. Son datos internos.

Por cierto, esta extraña tendencia empezó a manifestarse en las anteriores elecciones andaluzas. El 15% del voto que obtuvo Vox provino de la izquierda: ‘robó’ 178.000 votantes al PP; 58.000 a Ciudadanos; 28.000 a Podemos; 26.000 al PSOE y 5.000 a Izquierda Unida. Otros 33.000 procedieron de otras fuerzas y de la antigua bolsa de votos en blanco; 39.000 de electores que en 2015 se abstuvieron y, además, Vox atrajo a un total de 11.000 nuevos votantes.

Pero nada, los consejeros presidenciales siguen a lo suyo. “Espadas tiene opciones de ser el próximo presidente de la Junta”. “San Telmo está a un tiro de piedra”. Algunos se echan las manos a la cabeza.

Más en twitter: @javierfumero

 
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