Javier Fumero

Pablo Casado salva los muebles a la tercera

casado votando
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Las elecciones locales, autonómicas y europeas han dictado sentencia. Pablo Casado, el líder que más se jugaba en estos comicios, ha salido debilitado pero no herido de muerte. El Partido Popular ha logrado conquistar la capital de España, retener la Comunidad de Madrid y muy probablemente Castilla y León, dos feudos históricos importantísimos para la formación.

El durísimo desplome de las generales se abordará ahora internamente con toda su crudeza. El PP se equivocó en la estrategia, eligió mal a sus candidatos, cedió espacio a sus más directos rivales –Ciudadanos y Vox- y se dejó 71 diputados en el camino.

A Pablo Casado solo le salvó el calendario de un golpe de estado cruento. No se podía descabezar el partido a cuatro semanas de las elecciones que dirimen el poder en Bruselas, regional y municipal. Hubiera sido una locura, un suicidio colectivo intolerable.

Mientras tanto, Pablo Casado ha aprovechado para asumir errores, rectificar eslóganes y trasladar al partido que admitirá cambios en su ejecutiva. Sin embargo, todo pasaba por los resultados de este domingo. El PP seguía a la baja, como Podemos. Y PSOE, Ciudadanos y Vox iban a subir. Esto era impepinable. Pero Casado debía contener el desplome, con unas líneas rojas bien marcadas.

Ahora, los barones regionales dejarán en un cajón el ‘plan b’, el durísimo correctivo que se iba a implementar si el PP no lograba demostrar que lo peor había pasado el 28-A. Como ya se contó en estas páginas, la intención era descabalgar a Pablo Casado y su ejecutiva, imponer una gestora liderada por la indiscutible Ana Pastor y convocar un congreso extraordinario. Esta cita debía celebrarse después de verano, dando tiempo a un debate a fondo… y a que Alberto Núñez Feijóo, por ejemplo, preparara su relevo en Galicia antes de desembarcar en Madrid.

Todo eso ha quedado en agua de borrajas. Pablo Casado ha comprado este domingo algo de crédito. En las terceras elecciones desde que tomó el mando hace un año (Andaluzas, Generales y estas Locales) ha logrado recibir una bombona de oxígeno que le permitirá profundizar en su proyecto. Madrid era una apuesta personal, en todos los sentidos, y estos dos bastiones no le han fallado.

Eso sí. Los barones han exigido cambios. Una de las críticas más duras que ha recibido el líder de sus propios correligionarios ha sido la limpia tan radical que ha ejecutado en cargos y diputados. Ha quedado rodeado de un equipo inexperto, excesivamente joven y poco dotado para liderar el bloque de la oposición.

Y vienen curvas porque el escenario es nuevo. Casado juega ahora con un enemigo a la izquierda, el PSOE en el Gobierno, y con otro al centro, el Ciudadanos de Rivera y Arrimadas que va a ir a degüello para intentar derrocar al PP como principal antagonista de Pedro Sánchez y Podemos. Mientras tanto, Vox, al fondo, procurará seguir arañando votos conservadores del caladero ‘popular’.

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