Pedro no sabe ir por delante

Cualquier gestor sensato intenta no ser reactivo sino proactivo en su empresa. Es decir, se esfuerza por adelantarse a los problemas y tomar medidas con antelación, antes de que la crisis estalle. Controlarlo todo es imposible, pero en la naturaleza del buen gobernante está esa preocupación por ir un paso por delante, analizar regularmente los riesgos, aprender de la experiencia y adoptar medidas de contingencia adelantándose a lo peor.

Sin embargo, si miramos a nuestra clase política, vemos que no todos aprueban esta asignatura. Basta ver lo que ha sucedido con el presidente del Gobierno y el precio de los test de antígenos. Pedro Sánchez anunció este lunes en la Cadena SER que va a regular el coste de las pruebas, que se han disparado. Sánchez ha dicho que el objetivo en diciembre era superar “el cuello de botella” por la falta de oferta y el gran aumento de la demanda de los autodiagnósticos, pero que ahora se plantean poder limitar los precios: “Nos meteremos con el control de precios”, ha asegurado.

Que la medida llega tarde es evidente. Las cifras hablan por sí solas: en las últimas tres semanas se han vendido en España más de 20 millones de pruebas. Que ha faltado, una vez más, planificación y mirada larga, ni cotiza. Lo grave es que estas faltas de previsión las pagamos todos los españoles. Que ómicron iba a provocar esta creciente demanda de test en plenas fiestas de Navidad, cuando hay reuniones familiares por doquier, había que haberlo visto venir. El stock no iba a ser suficiente y ha provocado un recalentamiento de la factura.

Agradeceríamos menos homilías de su sanchidad y más perspicacia. Para verlas venir, para adelantarse a los problemas. Nuestros bolsillos serán los principales beneficiados.

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