Pedro Sánchez lo deja
Es un comentario recurrente. De hecho, el otro día lo volví a escuchar en boca de un periodista que se dedica a buscar información: habla con diputados, consejeros, alcaldes, miembros de ejecutivas… y va sondeando a las fuentes a la caza de una noticia que no haya sido publicada antes. Nada más llegar del Congreso de los Diputados, como digo, lo soltó: “me dicen que Pedro Sánchez ya es consciente de que está quemado, que no se puede presentar como candidato a presidente en las próximas elecciones generales; por eso nombrará sustituto/a y pondrá rumbo a Europa”. El confidente le expuso incluso las diversas alternativas que baraja: un puesto en la Unión Europea, un cargo en la Comisión o incluso, un empleo en la OTAN.
No era, lo digo por adelantado, una fuente fiable. El que contaba esta pista no tiene acceso habitual al presidente, ni trabaja en Moncloa, ni forma parte de su entorno más cercano. Por lo que no se lo ha podido escuchar a él. Por otro lado, este run-run lleva tiempo circulando, incluso un par de años, desde antes de la pandemia. Porque (y esto sí parece confirmado) la aspiración final de Pedro Sánchez es continuar su vida política (tiene sólo 50 años) en un puesto internacional. De ahí su afán desde que llegó a La Moncloa por cuidar la agenda exterior, por establecer contactos con homólogos de otros países, por tender puentes y complicidades con líderes extranjeros. Le entusiasma la idea de una segunda vida política en una institución relevante fuera de nuestras fronteras, de prestigio, quién sabe si -como, por ejemplo, Mario Draghi- para acabar volviendo al país en olor de multitudes.
Sea de ello lo que fuere, el pasar del tiempo convierte esta hipótesis cada vez más en una quimera. Si preguntas en Bruselas (lo hemos hecho), hay práctica unanimidad en sostener que el prestigio allí de nuestro presidente es bastante escaso. No tiene un buen caché, esa es la verdad, por más que se maneje perfectamente en inglés y haya protagonizado algún que otro episódico momento de gloria. Pero además es que Sánchez todavía alberga la esperanza de pasar cuatro años más en La Moncloa. Entiende que en año y medio volverá a tener su oportunidad… si la economía logra recuperarse a tiempo y él se puede apuntar ese tanto, si se quita de encima en el momento oportuno a Podemos y los independentistas, y logra una entente eficaz con Yolanda Díaz que movilice a la izquierda desencantada. Para Europa, sostiene Sánchez ahora, siempre habrá tiempo.
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