Ya no hay pelas para chamuscar al Rey
Parece el reconocimiento público de un fracaso que se intenta vender ahora como un éxito. Santiago Sierra y Eugenio Merino acaban de anunciar la quema del ninot del rey Felipe VI que presentaron en la feria de arte ARCO de Madrid el pasado 2019.
Los artistas han decidido incendiarla para “completar así el proyecto artístico” que diseñaron tiempo atrás y lo hacen en estas fechas, coincidiendo con la celebración del Día de la Hispanidad.
Pero los creadores de la figura hiperrealista del monarca, de 4,5 metros de altura, la pusieron a la venta por 200.000 euros y dejaron establecida la obligatoriedad a quien la adquiriera de quemarla antes de un año. Pues bien: se la han comido con patatas. Nadie ha mostrado interés por la performance.
Alguien podría decir: “normal, pues menudos son los catalanes con su dinero”. No estoy de acuerdo. Esos catalanes tan celosos de sus finanzas llevan años dilapidando su economía por un sueño imposible: la independencia.
Así que no me hubiera extrañado que, ofuscados por el mismo ardor, se hubiera montado una cola ante el taller de los creadores para abonar el pastizal con tal de quedarse muy republicanamente a gusto.
No ha sido así y eso es noticia. Ya lo creo.
Los artistas se habrán quedado perplejos por la falta de entusiasmo ante su genialidad. Pobres. Sin embargo, como la pela es la pela, Sierra y Merino han dado con otra solución: estirar el chicle. Han anunciado que venderán las fotografías tomadas durante la quema, al igual que la calavera que había en su interior y las cenizas resultantes.
Todavía habrá algún zoquete que entre al trapo, aunque sólo sea por compasión: no vayan a pensar que la causa flaquea.
Ellos sabrán. Mientras los pirómanos siguen a lo suyo, Cataluña empobrece. Algún día lo entenderán y en ese momento, aunque solo sea por interés personal, dejarán de promover majaderías.
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