Javier Fumero

Y eso que ya pisan moqueta

Insisto. Lo paradójico del ‘big bang’ interno que se ha registrado en Podemos es que ha tenido lugar cuando sus miembros han empezado a pisar moqueta. Esto es inédito en un partido político.

Lo clásico, lo habitual en estos casos, es que los juegos de tronos se desaten al minuto siguiente de pasar a la oposición, nada más abandonar la zona noble, al poco de perder pedigrí. Mientras uno está en el machito este debate no toca. La unidad no hay ni que imponerla sino que, como el valor en la cartilla militar, “se le supone” a cualquier formación.

Vean lo que sucede en estos momentos en el PP y en el PSOE.

El Partido Popular es un hervidero silente. Su líder está tocado. Son patentes sus carencias en los nuevos tiempos que corren. Pero gobierna, aunque sea en funciones. Y muchos piensan que es el mejor de los menos malos. Además, fue la lista más votada y está legitimado para intentar, hasta el final, encabezar un nuevo gobierno popular.

Eso es suficiente para que nadie de verdadero fuste se haya movido internamente. Nadie. Sólo un par de “ex” y tres ‘cachorros’ se han atrevido a sacar el tema públicamente y abrir el melón de la sucesión. Y ojo: el tema de la corrupción es de los que peor se digieren. Pero ahora este debate no toca en el PP: todavía hay opciones de gobierno.

En el PSOE sucede otro tanto. Pedro Sánchez estaba sentenciado, muerto y semi-sepultado: se había puesto precio a su cabeza si no lograba ganar a Rajoy. No era una simple corriente de opinión o una tendencia creciente que generara algunas dudas. Se iba a marchar al día siguiente de perder las elecciones… Pues va a ser que no.

Pese a obtener el peor resultado de su historia, el PSOE ha cerrado a cal y canto cualquier discusión sobre su líder. ¿Por qué? Porque a día de hoy Pedro Sánchez todavía tiene opciones de llegar a La Moncloa. Gracias a Rajoy, que le dejó un minuto de gloria cediéndole el protagonismo en la investidura. Y gracias a su habilidad para cerrar un pacto con Ciudadanos que ha dejado más aislado al PP.

Podemos venderá ahora probablemente su deflagración interna como una muestra más de que la “nueva política” ha llegado al Parlamento. Nosotros si permitimos el disenso y tal y cual… Pero no cuela.

Lo que verdaderamente ha puesto en evidencia esta crisis interna es que Podemos es un polvorín, que en este partido hay menos democracia de lo que se dice, y menos elementos comunes de los que se nos quiere hacer creer. Se pegan entre ellos hasta con la vara del alcalde; hasta cuando están pisando moqueta.

 

Más en twitter: @javierfumero

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