Javier Fumero

Políticos mudos, sordos y ciegos

Pablo Casado y Pedro Sánchez, en el Palacio de la Moncloa.
Pablo Casado y Pedro Sánchez, en el Palacio de la Moncloa.

Me ha interesado mucho conocer el balance que ha hecho un catedrático de Economía que se ha metido en política durante un breve espacio tiempo. Se llama Oriol Amat, investiga sobre Economía Financiera y Contabilidad en la Pompeu Fabra y ha ofrecido en La Vanguardia algunas reflexiones interesantes:

-- Tenemos demasiados políticos y leyes. Bastaría con un tercio menos de cargos y leyes, pero legisladas con rapidez y estudio previo.

-- Sufrimos liderazgos deficientes, más atentos al impacto mediático partidista y a la coyuntura electoral, que a la eficiencia a largo plazo en la gestión de lo público. 

-- Para mejorar leyes y líderes necesitamos menos políticos profesionales y más profesionales excelentes en la política que sirvan a todos en una etapa de sus vidas.

-- Para captar a los mejores hay que subir los sueldos de los políticos y sus resultados prestigiarán a la política.

-- Por el bien de todos, se debería reconocer al rival político sus aciertos y así la política ganaría legitimidad. Entre los rivales de partido también hay cerebros y argumentos valiosos. Hay que hacer amigos en todas las formaciones.

-- El consenso es el motor de la prosperidad de los países. He viajado lo suficiente para confirmar que no estamos tan mal. Podemos estar entre los mejores si nos ponemos de acuerdo. Siempre es el momento de mejorar juntos. Si identificáramos 100 medidas concretas para mejorar la vida de todos, habría 80 en las que alcanzaríamos acuerdos transversales y eso debería ser la política.

¿Qué les parece? A mi me suena a música celestial. Sin embargo, me basta con aterrizar en la realidad del Congreso de los Diputados para que se me pase el optimismo. Les doy un dato: Pedro Sánchez no llama a Pablo Casado desde el pasado 4 de mayo. Nada. Silencio.

Lo desveló el líder del PP el pasado viernes: no ha recibido una sola llamada del presidente del Gobierno desde ese día, cuando se puso en contacto con los distintos líderes para pedir el apoyo a la cuarta prórroga del estado de alarma. Ni para abordar la negociación con Bruselas, ni para tratar la crisis de la Casa Real, ni para hablar de los rebrotes de coronavirus por España.

 

¿Les parece de recibo con la que está cayendo? A mi no. En público se cansan de reclamar unidad y consenso, acuerdos transversales, cierre de filas sobre los grandes problemas del país, pero en privado todo son cálculos electorales. Es mezquino.

Más en twitter: @javierfumero

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