Javier Fumero

El PP cambia de sede… como el Rey Juan Carlos

Fachada de Génova 13, sede nacional del Partido Popular.
Fachada de Génova 13.

No es un rótulo de TVE… pero podría serlo: "el PP cambia de sede... como el Rey Juan Carlos". Y la leyenda no se me ha ocurrido a mi: la vi este martes circulando por Twitter. Pero me parece un comentario muy oportuno. A mi modo de ver, esta reacción de Pablo Casado, en las actuales circunstancias, es una gran torpeza. A ver si me explico.

Que el Partido Popular quiera pasar página con el pasado y abandone el edificio de Génova 13 no es una mala idea en sí misma. Pero ha elegido un mal momento. En las actuales circunstancias parece un chiste. El batacazo electoral en Cataluña y el debate interno sobre a dónde se dirige este PP no se pueden resolver así. Es un disparate porque así se percibe.

¿Qué pensaríamos de un matrimonio que afronta graves problemas de pareja y decide, como solución genial, repintar las paredes de la casa? Oigan ustedes, se les podría decir, lleguen al fondo del problema o la cuestión va a seguir erosionando esa relación y provocando una herida cada vez mayor.

Es verdad que Pablo Casado anunció también este martes otras medidas:

-- La creación de un “departamento de compliance”. Algo que resulta también algo ridículo: ¿no había hasta ahora un área de este tipo? ¿verdad que sí? Pues los ciudadanos entienden entonces que se trata de simple postureo.

-- La convocatoria de una convención nacional. Interesante: este debía haber sido el centro de la comparecencia, sin más aditivos. Porque es evidente que el partido necesita redefinir qué quiere ser de mayor. Sin embargo, este anuncio ha quedado opacado por el resto de ideas.

-- Y un par de generalidades: un “plan de recuperación en Cataluña” y “la apertura a otras formaciones de centro”. O anuncias claramente ese plan o lo que significa ese movimiento hacia otros grupos políticos… o mejor déjalo para otra rueda de prensa. Aquí ha quedado diluido. Suena a improvisación, a bote de humo.

Pablo Casado se equivoca en el modo de afrontar la crisis de comunicación por el juicio a Luis Bárcenas. Salir huyendo no ayuda. Enterrar la cabeza bajo tierra, tampoco. Negarse a tratar más el asunto, mucho menos. Cambiarse de ropa, tampoco.

Le bastaría con decir: yo, como toda la sociedad española, estoy a la expectativa en este asunto. Soy un simple espectador. Si se demuestra que Bárcenas tiene pruebas de algo, contra alguien, tomaremos medidas. Pero mientras tanto, permanezco atento a las noticias: no tengo información al respecto. Punto. Rozamiento cero. Entiendo que el actual líder del PP no tiene, efectivamente, nada que ver con el ex tesorero. Ya está.

 

Lo contrario, optar por echarle la culpa a la sede, provoca risas y comentarios como los que ayer circulaban por Internet:

-- “¿Tiene el acusado algo que decir?
-- Me he cambiado de casa y no quiero hablar del pasado, señoría.
-- Pues poco más se puede hacer, ¡inocente!”.

-- “Casado, un consejo: yo me mudé en agosto y los problemas se vinieron conmigo. Un saludo”.

-- “El problema del PP no es el continente, sino el contenido”.

-- “El PP abandona Génova y traslada su sede a la del Consejo General del Poder Judicial”.

-- “Irse de Génova siempre es un drama. Recuerdo a la madre de Marco y se me saltan las lágrimas” (este comentario sólo lo entenderán los que sean OLD, pero muy OLD'S...).

Más en twitter: @javierfumero

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