Javier Fumero

La pregunta

La Generalitat de Cataluña va a preguntar a los catalanes si ser “buen ciudadano” implica acatar la legislación. Tal cual. No es broma, ni un bulo, ni una falsa noticia generada por una web que busca tráfico a la desesperada. Es completamente real.

De hecho, se conocen algunos datos más. Utilizará al Centro de Estudios de Opinión (CEO) encargado de los sondeos sobre participación política y ciudadana, que ya está buscando una empresa demoscópica a la que subcontratar el muestreo. La pregunta buscará respuestas principalmente entre los jóvenes.

Es de aurora boreal. Una iniciativa absolutamente temeraria e irresponsable. Un disparate colosal por las consecuencias que va a traer.

Se entiende que la pregunta busca un “NO” como la copa de un pino. Una respuesta que justifique más adelante la desobediencia e insumisión de las autoridades catalanistas al Estado español en el marco de un referéndum independentista ilegal. Se busca, por tanto, un supuesto respaldo ciudadano al desafío que esto va a suponer. 

El problema es que este sondeo abre la puerta a otras cosas. Cuando se obtenga el mayoritario “NO” que se persigue con esta pregunta sobre si ser buen ciudadano implica cumplir la ley, se habrá abierto la puerta a la justificación de la delincuencia en general. Ya estará respaldada cualquier ilegalidad. 

En Barcelona me podré saltar los semáforos en rojo, porque ser buen ciudadano no implica –como habrá dicho mayoritariamente el pueblo catalán- acatar las normas de tráfico. Podré dejar la basura a la puerta de la casa del vecino, realizar un botellón bajo la ventana de otro, mangar el periódico del buzón ajeno… y así todo. 

No es posible sostener una democracia sin el debido respeto al Estado de Derecho y a las normas que nos hemos dado. No es posible. Este lodazal de anarquía, relativismo y falta de principios es el que anhelan los perturbadores, los amantes del caos. Esos anarquistas que tanto abundan en Cataluña, por cierto.

No estoy exagerando. Aquellos okupas que eran tan amigos de Ada Colau –hasta que ésta se puso el traje de alcaldesa- se pronunciaron hace mucho tiempo sobre esta encuesta: dejaron muy claro que, a su juicio, no hay propiedad privada que valga. Por eso, porque no respetan el sistema, abordan por la fuerza tu casa vacía, se instalan dentro y se ríen en tu cara. Échanos si tienes narices.

Los gobernantes catalanes están jugando con fuego. Tanto que, a este paso, se van a terminar achicharrando.

 

Más en twitter: @javierfumero

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