Javier Fumero

La princesa de Vox no debe hablar, para no fastidiarla

Mitin de Vox en Vistalegre (Madrid), en octubre de 2018.
Mitin de Vox en Vistalegre (Madrid).

El chiste es muy malo, de aquellos que uno recuerda para soltar en mitad de una tarde de fiesta, cuando las defensas ya estaban bajas y había barra libre casi para cualquier payasada.

Una princesa muy guapa permanece sepulcralmente callada pero encantadora y deslumbrante durante toda una velada que incluye cena y baile. Nadie se sustrae a su atractivo: sus movimientos son graciosos; sus gestos, ponderados; su actitud, exquisita… Finalmente, uno de los comensales, hipnotizado por su belleza, se le acerca y le pregunta por qué no ha dicho ni una palabra. Ella contesta con una voz horrorosa: “¿pa’ qué voy a hablar? ¿pa’ cagarla?” .

Perdonen la ordinariez pero así era el chiste que yo escuché. Además, hoy sería políticamente incorrecto: deberíamos buscar un protagonista masculino, no vaya a ser… Sea de ello lo que fuere, la broma me sirve para incoar aquí una interesante derivada del crucial momento político que atraviesa la derecha española.

Según admiten desde el Partido Popular, Pablo Casado está empeñado en hacer hablar, de aquí al 28 de abril, a Santiago Abascal y a los primeros espadas de Vox. Quiere que se mojen, que se hagan escuchar. Cuanto más, mejor. Su análisis es el siguiente:

-- Vox está quitando votantes al PP porque sus representantes apenas pisan charcos. No se posicionan en casi nada. Sólo hablan de generalidades: unidad de España, potenciación de la clase media, bajada de impuestos, seguridad de nuestras fronteras, defensa de las libertades… Todo bastante grandilocuente y poco concreto.

-- Esto –aseguran desde Génova- responde a una estrategia. Abascal es consciente de que está montado sobre un ola ascendente que no debe frenar. Todo su esfuerzo debe centrarse en no espantar a los votantes. Que nadie se asuste de Vox. En ese sentido, cualquier posicionamiento un poco ruidoso, provocaría movimientos de votantes de regreso al PP, más moderado en muchos planteamientos.

-- Las consignas en Vox, por tanto, serían prudencia, sensatez y sonrisa profidén. Vamos, que todos los movimientos sean graciosos, los gestos ponderados y la actitud exquisita de la princesa del chiste. Para no fastidiarla.

Pablo Casado se dispone a dinamitar esa estrategia en las próximas semanas, recalcando que apenas hay concreción en las propuestas de Vox. Y cuando la ha habido, el partido de Santiago Abascal ha quedado retratado. Recuerden –repetirán ahora los ‘populares’- la lista de exigencias para un cambio de Gobierno en Andalucía: revertir la política contra la violencia de género en su totalidad; acabar de facto con la autonomía andaluza; deportaciones masivas de inmigrantes...

Habrá que comprobar entonces si el hechizo se rompe y los votantes salen espantados ante la estridente voz de la princesa del chiste.

 

Más en twitter: @javierfumero

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