PSOE y Podemos: los novios se insultan porque no habrá boda
Las reticencias de Pedro Sánchez a un pacto con Unidas Podemos que incluya sillones en el consejo de ministros para la formación morada se explican, como apunté hace unos días, por el intento de los socialistas de liquidar a la formación de izquierdas. Pero no solo.
Hay otra razón de peso, que justifica esa negativa cerrada de los socialistas a que destacados ministerios acaben en manos podemitas: el país afrontará varios desafíos en los próximos meses que provocarán, sin duda, un enfrentamiento entre PSOE y Podemos. Después citaré tres casos muy claros.
Pero antes me referiré a un hecho circunstancial: el Open Arms. El ejemplo vale perfectamente para visualizar lo que intuyen en Ferraz: un gobierno de coalición, una estrecha alianza con Podemos, será fuente de conflictos permanentes. Algunos actores lo admiten incluso públicamente.
La eurodiputada de Podemos María Eugenia Rodríguez Palop deslizó hace unos días en declaraciones a la Cadena SER que el modo en el que Pedro Sánchez ha llevado la crisis del Open Arms hubiera generado choques y tiranteces con el PSOE de haberse configurado en julio el Gobierno bicéfalo.
-- “Puede ser que hubiera generado tensiones”, admitió durante la entrevista, porque, a su juicio, debían haberse acometido “gestiones de carácter más inmediato”. Palop censuró también que “el Gobierno español debía haber abierto mucho antes un puerto seguro en España” porque estaba “más que justificado» y porque “se ha solicitado por activa y por pasiva”.
¿Ven lo que les digo? Los recién casados habrían empezado a repartirse mandobles semanas después de la boda. Menudo espectáculo. Tremendo guantazo habría supuesto esto para los mercados financieros, por ejemplo, que demandan siempre confianza y estabilidad.
Pero hay otros tres hechos inminentes, que tendrán lugar de aquí a final de año, que han sido calificados en el PSOE como de “alto riesgo” para un gobierno de coalición con Podemos. A saber:
a) Sentencia del 1-O. El primer gran choque con el posible socio de gobierno se produciría a propósito de la sentencia del juicio del procés. En Moncloa dan por hecho que Junqueras y el resto de políticos catalanes en prisión serán condenados, como mínimo, por malversación y conspiración para la sedición, sin descartar el delito de rebelión. Una sentencia que, afirman, “en Podemos no acatarán”. “Iglesias pedirá el indulto desde el minuto uno”, y lanzará mensajes de apoyo constante a los que él denomina como “presos políticos”: una actitud “incompatible” con un miembro del Gobierno.
b) Militares españoles en Irak. El Ejecutivo español ha decidido renovar su participación en la misión de la OTAN en Irak, la llamada NMI (NATO Mission Irak), que se puso en marcha a principios de año. Tiene como objetivo la estabilización del país tras la guerra, así como el adiestramiento y asesoramiento a las fuerzas de seguridad locales. Defensa envió un contingente de 500 militares al país, y su presencia será renovada el próximo otoño. El asunto incomoda en extremo a Podemos, que ya presentó en el Congreso objeciones a ese plan. “Supondría un problema importante si entrasen en el Gobierno”, reconocen desde el PSOE.
c) Bruselas va a exigir recortes a España. El tercer frente que provocará fricciones con Podemos es el plan de ajuste que el Gobierno tendrá que acometer para la elaboración de los Presupuestos de 2020. Después de dos años de prórroga presupuestaria, incumpliendo además el objetivo de déficit, “Bruselas exigirá a España recortes de gasto. El FMI situó la desviación en 12.000 millones, y deberemos tomar medidas que, seguro, no gustarán a Podemos”.
Esto explica que el PSOE no esté dispuesto a aceptar ahora un gobierno de coalición con Podemos. Sería altamente inestable. Por eso mucho me temo que estamos ante una encrucijada: o Podemos cede (y acepta en septiembre un pacto de mínimos para investir a Pedro Sánchez) o habrá nueva cita con las urnas.
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