A Putin hay que darle una salida

Estoy muy impactado –imagino que como todos ustedes- por las imágenes que nos han llegado desde Bucha (Ucrania). La masacre brutal de civiles inocentes ha sido documentada sobre el terreno por periodistas imparciales contratados por medios internacionales y corroborada por imágenes de satélite que demuestran que no se ha tratado de un montaje.

Esto vuelve a confirmar que Vladimir Putin no va a salir bien parado de esta guerra. Consiga o no consiga su objetivo en el Donbás, está liquidado política y moralmente. Y eso es precisamente lo que más me preocupa: la evidencia de que está acorralado. Por eso digo que a Putin hay que darle una salida.

Si alguien está pensando con seriedad en el fin de este conflicto militar, seguro que tiene en cuenta este punto. Es preciso darle una alternativa a seguir matando. Algo que le compense, que le merezca la pena. En caso contrario, nos veremos abocados a una tragedia mayor por parte de alguien que ya no tiene nada que perder: ¿guerra química en Kiev? ¿ojivas nucleares hacia Washington? ¿enfrentamiento abierto con Occidente?

Ucrania, Estados Unidos y la OTAN deberían ofrecer a Putin algunas opciones viables de terminar la guerra salvando las apariencias. Los términos de ese acuerdo deberían preservar a Ucrania como un estado independiente, claro, pero sin humillaciones. Al líder ruso hay que darle una salida honrosa o esto no parará.

Entiendo que se nos abren las carnes de sólo pensar en buscar incentivos para que Putin detenga este atropello, recapacite y ponga fin a esta guerra ilegal. Pero no hay otra. A menos que un estado aniquile a las fuerzas armadas de otro por completo, cosa que Ucrania no puede hacer con Rusia, poner fin a las guerras siempre implica compromisos incómodos.

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Quizás China y Cuba podrían jugar un valioso papel en la búsqueda de ese acuerdo. Ya estamos tardando.

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