Javier Fumero

Que emprenda Rita

No se entiende la crítica sin matices de los políticos a la clase empresarial.
No se entiende la crítica sin matices de los políticos a la clase empresarial.

Me ha gustado mucho el lema que ha creado Más Madrid para su candidata Rita Maestre en la capital: “Lo va a hacer Rita”. Veremos si los estrategas de marketing y telegenia logran con este recurso dar la vuelta a la imagen de la política, eso es harina de otro costal. Yo utilizo hoy este eslogan para comentar algo que me sorprende desde hace tiempo: el desdén con el que un gran número de líderes de la izquierda tratan al empresariado.

En principio, un empresario es mala gente, parecen concluir. Por principio. Es un capitalista que vive de explotar a la clase trabajadora, se enriquece sin límite alguno, se aprovecha con gusto de los más débiles y pretende vivir como un marajá sin tener en cuenta a los que menos tienen. Insisto: esto es así por principio, no hay presunción de inocencia para ningún emprendedor. Vienen así configurados de fábrica.

Esto explica, por ejemplo, los ataques furibundos desde Unidas Podemos a personas como Amancio Ortega (Zara) o Juan Roig (Mercadona). Da igual que estos dos empresarios hayan dado muestras sobradas de su preocupación por el bien común con hechos fehacientes: desde donaciones de costosísimo material médico a hospitales públicos, en el primer caso, a una decidida apuesta por el trabajo fijo para sus empleados mucho antes de que viniera la justiciera Yolanda Díaz, en el segundo.

Da igual. Son culpables. Culpables de generar riqueza y de ganar dinero. Y, por tanto, siempre hay un modo de explicar de forma retorcida esos gestos de generosidad y altruismo: lo hacen para quedar bien ante la opinión pública mientras se lo llevan crudo por detrás o bien utilizan argucias para pagar menos impuestos por otro lado, etc, etc. Nadie se libra de ese ácido corrosivo en forma de prejuicio. No hay empresario cabal. Ni uno.

Quiere uno pensar que este modo de razonar es fruto de la ignorancia y de la falta de experiencia. Quizás por eso es más difícil encontrar esta actitud en el PSOE: el Partido Socialista ha gobernado durante bastantes años este país y ha podido entender que quien genera esa riqueza real que ayuda a sacar a los más desfavorecidos de la pobreza es la clase empresarial dinamizando la economía. Sin ese tejido de pequeñas, medianas y grandes compañías, resultado de la honesta iniciativa privada, no habría dinero para lo público: para Sanidad, Educación, Transporte, Seguridad… Por lo tanto, disparar por principio contra el motor del desarrollo social de un país es pegarse un tiro en el pie. Eso lo debería entender cualquier niño de la ESO.

Después, cuando surgen personajes de ese entorno de Unidas Podemos que optan por jugar a los capitalistas y dan muestras de las peores prácticas empresariales (cierre de compañías sin indemnizar lo debido, argucias contables para pagar menos a los trabajadores, tretas para eludir impuestos) ya uno se queda ojiplático por tanto cinismo y desvergüenza.

Porque en el peor de los casos, imagino a esos empresarios honrados que arriesgan su capital para intentar crear empleo (y ganar dinero, claro), diciéndoles a los chicos de Podemos: Que emprenda Rita, a ver qué tal lo hace… Pero ella –que es muy lista- preferirá, sin duda, dedicarse a la política… pagada también, por supuesto, con el dinero de tantos empresarios.

Más en twitter: @javierfumero

 
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