Javier Fumero

Qué información tiene Mohamed VI extraída del móvil de Pedro Sánchez

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante su reunión con el Rey Mohamed VI en Rabat, el pasado mes de febrero.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante su reunión con el Rey Mohamed VI en Rabat, el pasado mes de febrero.

Me dejó bastante preocupado la información que publicó el pasado viernes el diario El Mundo sobre el rearme de Marruecos. Nuestros vecinos acaban de firmar un contrato con Estados Unidos para adquirir 18 sistemas de lanzamisiles HIMARS y 112 misiles tierra-tierra, tres modelos con un alcance que va de los 82 a los 305 kilómetros.

El Departamento de Estado norteamericano explica esta transacción por el papel trascendental que otorga Washington a Rabat en el mantenimiento de la estabilidad en el norte de África, algo que siempre preocupa a Occidente: en ese continente perviven grupos yihadistas que suponen una amenaza latente para el mundo. Además, Marruecos puede ejercer con estas armas una importante misión de control de fronteras y de rutas marítimas estratégicas.

De acuerdo. El problema es que nuestro vecino ha demostrado en reiteradas ocasiones que no es de fiar con respecto a España. Evidentemente Argelia es su principal antagonista en la región, pero nuestro país no puede dormir tranquilo. España es muy sensible a este rearme porque Ceuta y Melilla son miradas con codicia desde el país vecino, mucho más tras lograr el reino alauíta el reconocimiento de su soberanía sobre el Sahara Occidental.

Y aquí es donde la cuestión se pone peliaguda. Porque cada vez más analistas entienden que nuestro Gobierno está en una franca situación de debilidad respecto al país vecino. El ejecutivo de Pedro Sánchez ha realizado raras concesiones a Rabat, traicionando incluso años de lucha del Partido Socialista, lo que provoca aún más extrañeza.

¿Por qué el presidente español anunció en marzo del año pasado un giro histórico en la posición de España sobre el Sahara Occidental? ¿Por qué el PSOE rompió con su tradicional apoyo al pueblo saharaui y aceptó el plan de autonomía para el territorio que defiende el país vecino? ¿Por qué España abandonó su tradicional posición de “neutralidad activa” en el marco de la ONU y se posicionó, por vez primera en su historia, a favor de una de las partes de manera oficial?

¿Por qué no se pactó este trascendental cambio de posición –que trasciende a Pedro Sánchez- con el principal partido de la oposición? ¿Qué grave peligro justificaba este movimiento tan hostil hacia Argelia (con quien nos estábamos jugando el gas) y su propio socio de Gobierno (IU, Unidas Podemos, el PCE…)? ¿Cómo pasamos de acoger en secreto a Brahim Ghali en un hospital español a pegar un puntapié en el trasero del Frente Polisario?

¿Tiene algo que ver este movimiento con la noticia que desveló el diario británico The Guardian en mayo del pasado año sobre el programa de espionaje Pegasus apuntando a Marruecos como posible autor del espionaje a más de 200 móviles españoles seleccionados como objetivos de vigilancia por parte de un cliente de la compañía israelí NSO Group? Entre esos teléfonos interceptados estaban los dispositivos del presidente Pedro Sánchez y de la ministra de Defensa Margarita Robles. ¿Tiene Marruecos alguna información estratégica que ha extraído de esos terminales? ¿Está en peligro la seguridad nacional por la filtración de secretos inconfesables de nuestros dirigentes? ¿Aceptamos ahora todo de nuestros vecinos porque podría saltar a la opinión pública un escándalo que ponga en riesgo la estabilidad del Ejecutivo PSOE-Unidas Podemos en el poder?

Más en twitter: @javierfumero

 
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