Javier Fumero

Que se sienten

Reunión de la mesa de diálogo encabezada por Pedro Sánchez y Quim Torra
Reunión de la mesa de diálogo encabezada por Pedro Sánchez y Quim Torra

Las mesas de diálogo están de moda. Y no me parece mal, todo lo contrario. Muchos problemas actuales se arreglarían si nuestros líderes dedicaran sinceros esfuerzos a intentar entenderse.

Lo sucedido las últimas horas en Cataluña deja en evidencia al mundo independentista. La división y el enfrentamiento interno no dejan de crecer. Junts per Catalunya ha decidido reventar la cita con Pedro Sánchez proponiendo que se sienten en la mesa tres indultados, una ofensa y un trágala que ERC no ha querido consentir.

Es decir, que quizás la primera mesa de diálogo que debe organizarse es la que siente a los propios socios de Gobierno de Junts y ERC. A ver si se ponen de acuerdo, a ver si buscan un entendimiento.

A La Moncloa hay que reconocerle un logro con este propuesta de diálogo que algunos han tachado de excesiva concesión: ha puesto en claro, una vez más, que el problema de Cataluña no es Madrid. El gobierno de España se muestra dispuesto a dialogar y recibe desplantes, puntapiés y collejas. Los partidarios de la ruptura no saben comportarse.

Mi única duda es si todavía estamos en esta fase, si todavía se puede apelar al catalanismo sensato porque realmente exista esta corriente de opinión. Cada día que pasa veo más cerrazón y menos voluntad de conciliar. Dos no se pueden entender si uno no quiere...

El otro gran protagonista de la política nacional que parece estar necesitando también de un tablero para el diálogo es el Partido Popular. Se podrían sentar alrededor Pablo Casado, Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez-Almeida. Urge también este acercamiento, si no quieren terminar perdiendo el favor de los ciudadanos.

A mi modo de ver, el PP no está sabiendo manejar esta cuestión. Este zipizape público, de zancadillas, reproches y acusaciones veladas, no tiene un pase. Nada tolera peor un votante que percibir el engolosinamiento de sus representantes públicos en batallas particulares, olvidando la gestión de una comunidad, de un ayuntamiento. Se perciben como pataletas de orgullo y cotas de poder, alejadas de lo que necesitan los ciudadanos.

Que se sienten.

Más en twitter: @javierfumero

 
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