Javier Fumero

En el Sahara y Marruecos hay gato encerrado

Sahara.
Banderas de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD).

Pedro Sánchez acudió este jueves al Congreso de los Diputados para dar explicaciones sobre el ‘caso Pegasus’ y el espionaje a políticos a través del móvil. Subió a la tribuna y se marcó un mitin de los buenos: habló de la oposición más que del tema en cuestión, ofreció tres o cuatro argumentos asegurando que nada había pasado, pero al final anunció –no se lo pierdan- una ley para embridar al CNI. Es decir, defendió una cosa y su contrario: puro Pedro Sánchez.

En cualquier caso, hoy quiero abordar un tema del que nadie habla. Parece tabú. Lo rodea un silencio absoluto y hay gran dificultad para obtener alguna explicación razonable. Seguimos sin que nadie nos aclare ese movimiento sorpresa, insólito y extraño del Gobierno respecto al Sahara.

Recuerden. El pasado 18 de marzo el presidente del Ejecutivo español anunció un giro histórico en la posición de España sobre el Sahara Occidental. Pedro Sánchez envió una carta al rey de Marruecos, Mohamed VI, rompiendo con la tradicional postura del Partido Socialista de apoyo al pueblo saharaui al aceptar el plan de autonomía para el territorio que defiende el país vecino. Pum.

Se habló de una “nueva etapa” en las relaciones con Rabat. España abandonó su tradicional posición de “neutralidad activa” en el marco de la ONU y se posicionó, por vez primera en su historia, a favor de una de las partes de manera oficial… ¿Para qué? “Para garantizar la estabilidad”, se dijo lacónicamente entonces.

¿La estabilidad? ¿Qué estabilidad? ¿Qué amenaza se cernía sobre nosotros que ha habido que dar este paso con nocturnidad y alevosía? ¿Por qué no se pactó este trascendental cambio de posición –que trasciende a Pedro Sánchez- con el principal partido de la oposición? ¿Qué grave peligro justifica este movimiento tan hostil hacia Argelia (con quien nos estamos jugando el gas) y su propio socio de Gobierno (IU, Unidas Podemos, el PCE…)? ¿Cómo pasamos de acoger en secreto a Brahim Ghali en un hospital español a pegar un puntapié en el trasero del Frente Polisario?

Aquí hay gato encerrado. Es todo muy extraño. En cualquier caso, no se nos ha contado nada de este película. Y lo más extraño es comprobar que el propio Partido Socialista, tan implicado durante años en la causa saharaui, permanezca estos meses en absoluto silencio, callados como muertos, mirando hacia otro lado. Raro, raro, raro.

Más en twitter: @javierfumero

 
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