Javier Fumero

San Teodoro

El secretario general del Partido Popular, Teodoro García Egea
El secretario general del Partido Popular, Teodoro García Egea

Ojo porque levantó la liebre este jueves un periodista del diario El País, José Marcos: el día en que saltó el caso del espionaje a Isabel Díaz Ayuso el santoral lo citaba a él: san Teodoro, por Teodoro de Bizancio, un soldado que bajo el mandato del emperador Maximiano murió quemado vivo por confesar la fe cristiana tras ser recluido en la cárcel y azotado. Hasta san Gregorio de Nisa cantó las alabanzas de este santo, en uno de sus discursos.

A mi modo de ver es de esas coincidencias geniales que suceden de vez en cuando y deja a uno pensativo, intentando descubrir si el que mueve los hilos desde el más allá no se estará regodeando en la suerte, con guasa y hasta un puntito de ironía.

Al grano. El caso que nos ocupa pone de manifiesto, una vez más, que Teodoro García Egea no está a la altura del cargo que ocupa. El puesto de secretario general del PP le queda grande y le está haciendo un flaco favor a su líder, Pablo Casado. Que Pablo no lo vea o no lo quiera ver (quizás por tantas cosas que le debe a su muñidor) es el segundo problema de esta ecuación.

Teodoro no debería seguir un minuto más al frente de la sala de máquinas del Partido Popular. Ni uno. Tenga razón o no en lo del contrato del hermano de Ayuso, así no se afrontan nunca los desafíos internos. Ni con detectives, ni con Carromeros, ni fabricando dossiers, ni con filtraciones interesadas. Eso se hace cuando uno quiere reventar un partido, no cuando se pretende liquidar a un rival. Es tan desleal con la formación entera que lo incapacita a partir de ahora para negociar con los comités ejecutivos regionales. “¿Si no estoy de acuerdo con él me montará también a mi un caso?”. “¿Si le llevo la contraria, le partirá las piernas a mi mujer?”. Imagínense.

Hoy desvelamos cuál es el sentir de importantes dirigentes territoriales por lo sucedido: es un auténtico drama lo que les está pasando. La crisis del espionaje a Díaz Ayuso está desmovilizando, provocando zozobra, entre los simpatizantes… ¡en plena campaña de captación por toda España de candidatos para las próximas municipales!

García Egea no ha entendido o simplemente no va con su modo de ser que estas tensiones internas solo se pueden solucionar con discreción, simulando que es un accidente. Se puede tener mano dura, pero sin luz, ni taquígrafos. Como ha sucedido siempre. Y lo que es imposible, es imposible. Insistir en lo contrario es torpe y dañino pero, sobre todo, define al autor intelectual como un incapaz. Debería haber aprendido de Francisco Álvarez Cascos, Javier Arenas… o el mismísimo Alfredo Pérez Rubalcaba. En estas lides le daban mil vueltas a Teodoro, mártir.

Más en twitter: @javierfumero

 
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