Javier Fumero

Con Sánchez nos quedamos sin palabras: qué mal envejece

Pedro Sánchez, en el Congreso de los Diputados.
Pedro Sánchez, en el Congreso de los Diputados.

A mi modo de ver Pedro Sánchez es el político español que peor envejece en la hemeroteca. Es decir, si uno compara lo que acaba haciendo con sus declaraciones pasadas, sus promesas y posicionamientos hay unos desajustes muy serios. Ningún otro líder de nuestro país logra sumar tantos renuncios y giros sorpresa.

Hay muchos ejemplos. El más reciente tiene como protagonista el reciente pacto con Bildu para la aprobación de las cuentas públicas. Por Internet circula estos días un vídeo en el que Pedro Sánchez afirma, de forma muy tajante, que nunca pactará con la izquierda abertzale. Nunca. Y se reafirma ante el periodista y la cámara, para dejarlo muy claro:

-- “Le estoy diciendo que con Bildu no vamos a pactar. Si quiere se lo digo cinco veces o veinte durante la entrevista. Con Bildu no vamos a pactar. Con Bildu –se lo repito- no vamos a pactar”.

Esto lo declaró en 2015. Pero hace sólo un año, durante una rueda de prensa en Moncloa, insistió en la idea cuando se hablaba sobre la formación de Gobierno en Navarra por parte de los socialistas navarros contando o no con la abstención del partido de Otegi:

-- “El PSN y el PSOE tenemos la misma posición y es que con Bildu no se acuerda nada”. 

Sorprendente. Por lo tajante de las afirmaciones y lo reciente de la última declaración. Uno tiene derecho a evolucionar, claro. A cambiar de parecer. Pero tras tantos años diciendo NO y de ese modo, al menos hay que dar una explicación de ese cambio de opinión tan radical.

Pero lo más grave es que no se trata de la primera vez. Ha sucedido más veces: 

-- Aseguró en una entrevista para La Sexta en Moncloa que jamás pactaría con Pablo Iglesias porque “no dormiría tranquilo con Podemos en el Gobierno, como el 95% de los ciudadanos de este país”.

-- A la periodista Susanna Griso le manifestó en junio de 2016 que no quería el apoyo “ni directo ni indirecto” de los independentistas catalanes para gobernar. Esto era algo, dijo entonces, “que España no merecía”.

-- “Clarísimamente ha habido un delito de rebelión y de sedición en España y, en consecuencia, deberían ser extraditados los responsables políticos”.

 

-- “Mi compromiso: regenerar la vida democrática es hacer un CGPJ verdaderamente independiente del Gobierno”.

-- La primera medida que tomaría al llegar al Gobierno iba a ser “derogar la reforma laboral y aprobar un nuevo estatuto de los trabajadores”.

-- “Ni antes, ni después el Partido Socialista va a pactar con el populismo. El final del populismo es la Venezuela de Chávez, la pobreza, las cartillas de racionamiento, la falta de democracia…”.

Hay mucho, mucho material. Tanto que hay abundantes bromas circulando sobre esto. El otro día vi publicado en las redes el siguiente comentario: “Si recopilas todo lo que el Gobierno dijo que no iba a hacer, te sale el programa del Gobierno”.

La cosa sería de chiste… si no fuera tan grave. De hecho, asusta un poco. ¿Se dan cuenta? Mentir no pasa factura. Este Pedro Sánchez de las trolas y el embuste acaba de lograr en el Congreso donde estamos representados todos los ciudadanos el consenso más grande que han tenido nunca unos Presupuestos: 198 apoyos es la mayoría más amplia de la historia con la que un partido supera las enmiendas a la totalidad.

¿Qué pasa? ¿A los partidos les da igual que el líder que propone esas cuentas sea capaz de decir hoy una cosa y mañana hacer la contraria? Pues sí, les da igual… con tal de sacar rédito. Quieren seguir obteniendo beneficios, sacar tajada, lograr notoriedad, protagonismo, que la oposición quede destruida… Todo vale.

Es un poco inquietante.

Más en twitter: @javierfumero

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