Javier Fumero

Lo que siento al ver a la hermana del Rey en el banquillo

Desazón. Eso es lo primero que he sentido al ver a la hermana del Rey Felipe VI sentada en el banquillo de los acusados. Pero inmediatamente añado: la imputación de la Infanta Cristina por blanqueo y delito fiscal también me produce tranquilidad. Por dos motivos de sentido común:

Uno. Es la demostración de que, en este país, a pesar de los ‘jueces mediáticos’, la Justicia sensata no hace acepción de personas. No utiliza subterfugios. Nos protege a todos por igual. Persigue a los supuestos cacos con motivaciones razonadas, tengan estos o no pedigrí. Esto demuestra que los magistrados no distinguen el color de la sangre cuando se trata de juzgar presuntos hechos delictivos.

Es una buena noticia que, además, nos beneficia a todos. Nadie está exento de sufrir un día un abuso, una ilegalidad, un atropello. Por eso, saber que en este país los jueces intentan actuar con equidad (a pesar de las presiones y de la tentación de los atajos) es una garantía.

Dos. Esta imputación permite ahora defenderse a la Infanta Cristina, alegar lo que considere oportuno. Porque eso significa haber sido imputada. Ya lo he dicho en más de una ocasión: esta figura, que viene recogida en el modificado artículo 118 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal es teóricamente una salvaguardia. Para eso fue diseñada.

Permite ejercitar el derecho de defensa y todos aquellos derechos que de él se derivan. El imputado tiene derecho a ser asistido por abogado, a no declarar, a mentir en su declaración (de hecho al imputado no se le toma juramento, ni puede cometer falso testimonio), a contestar a las preguntas que quiera y a no contestar a las que no quiera, a disponer de una copia del sumario (salvo que esté declarado secreto), a pedir que se practiquen diligencias y pruebas que sean de su interés, etc…

Si uno es citado a declarar como testigo, por ejemplo, no estás tan protegido: tienes la obligación de contestar a todo lo que se te pregunte y a decir la verdad; no puedes ser asistido por un abogado, ni puedes acceder al contenido del sumario.

Sin embargo, nos gusta simplificar. Aunque ahora cambie la ley para llamarlos “investigados”, en este país imputado se suele identificar con delincuente. No es así: no todos los imputados acaban siendo condenados.

Más en twitter: @javierfumero

 
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