Javier Fumero

El soldado español: eso sí es marca España

Hay un gran revuelo en las Fuerzas Armadas por la trágica muerte del piloto de un Eurofighter que este lunes perdió la vida en Morón de la Frontera. No es normal el elenco de incidentes, con bajas mortales, que lleva el Ejército del Aire con este tipo de aviones.

Hablando con altos mandos y veteranos pilotos con muchos años de experiencia he escuchado mencionar algo insólito, que explicaría –de algún modo- lo que ha sucedido. El piloto español es muy diferente a sus colegas extranjeros. Hablan de entrega, de abnegación, de implicación personal.

Ponen el siguiente ejemplo. En caso de detección de un grave fallo en la aeronave, el piloto norteamericano está obligado a seguir un estricto protocolo. En Estados Unidos el ‘modus operandi’ es taxativo: ante el más mínimo riesgo de incidente, el piloto debe eyectarse. Sin vacilar. Sin discutir. Sin valorar pros y contras. Y así se lleva a término.

Lo que cuentan algunos uniformados españoles es que el piloto ‘made in Spain’ no actúa así. El piloto español se implica, entiende que lleva en sus manos algo suyo y además, un avión muy costoso que debe salvar del desastre. Salta si es necesario, faltaría más; hay casos que lo atestiguan. Pero sólo cuando considera el fallo irreparable.

Algún confidente describía este lunes, aún bajo la emoción por la tragedia de Morón, las veces que había visto aterrizar a extraordinarios pilotos que tomaban tierra milagrosamente a los mandos de “auténticos ataúdes volantes”: aeronaves que habían sufrido graves problemas en vuelo y no habían sido abandonados.

Al parecer, esto es muy propio de los pilotos españoles... En el Aire sólo mencionan a unos colegas en el extranjero en los que identifican este mismo gen, este mismo desvelo: los japoneses.

Vaya por delante que no defiendo este tipo de actitudes, que conlleva apurar hasta el último momento antes de saltar. Porque a nadie se le puede exigir el heroísmo.

Pero es que por ahí, a veces se acusa a los españoles de malos profesionales, de desapego, de actitudes de mal funcionario, de personas que jamás se implican en lo que no es estrictamente suyo, que cumplen escrupulosamente su horario y ahí te las den todas...

Por eso, me parece encomiable que en España haya personas así: dispuestas a dejar su vida en el trabajo en un acto de entrega que va más allá de lo razonable.

 

Eso sí es marca España.

Más en twitter: @javierfumero

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