Javier Fumero

Soy español: cavernícola, gañán y descerebrado

Hoy es el "día de la salud": propósitos saludables para 2018
España ha vuelto a ser líder mundial en donación y trasplante de órganos

Ya se lo digo yo: la noticia que voy a comentar hoy apenas ha dejado huella. Lo bueno no vende. Las noticias positivas apenas generan eco. Son amortizadas por nuestro cerebro en segundos… como si la cosa no tuviera mérito alguno. Como si se diera por descontado que hechos de esa naturaleza son muy comunes.

Y van a ver que se trata de un tema muy serio. Me refiero al dato que se conoció el pasado martes: España ha vuelto a ser líder mundial en donación y trasplante de órganos, como sucede desde hace 27 años de forma ininterrumpida. Piénselo despacio. Es brutal.

El pasado año este país alcanzó los 48 donantes por millón de población (p.m.p), con un total de 2.243, lo que permitió realizar 5.314 intervenciones. En los últimos cinco años, la Organización Nacional de Trasplantes ha registrado un aumento de un 37% en la tasa de donación, el mayor incremento de su historia.

La tasa de trasplantes se elevó a 114 por millón de población –también en este apartado, la más alta del mundo- y se han registrado máximos históricos en riñón y pulmón. Además, 10 comunidades autónomas superan los 50 donantes p.m.p., de las que 7 sobrepasan los 60 y dos registran una tasa superior a 80: Cantabria (86,2) y La Rioja (80,6).

¿Escuchó la noticia? En caso afirmativo, ¿qué huella le dejó? ¿la ha comentado con su entorno? ¿ha sido tema de un mensaje publicado en la cuenta que usted tiene abierta en redes sociales? ¿la ha visto mencionada por su red de conocidos?

Que una persona logre vencer el natural rechazo que cualquiera puede sentir a que manipulen su cuerpo tras la muerte es algo muy serio. Y resulta que, en este país, somos capaces de superar (en modo excelente) esa fobia por puro altruismo: por el bien de la ciencia o por la sanación de otra persona a la que, en la mayoría de los casos, ni conocemos.

Analice ahora la cuestión desde fuera. ¿Qué conclusión sacaría usted de una sociedad que destaca por esto (si no fuera la española, insisto)? No se atrevería a decir que está en franca decadencia, ¿verdad? Ni que está compuesta por seres que involucionan. Ni que está llena de cavernícolas, gañanes y descerebrados: si los hay, serán minoría. O al menos, se puede concluir que hay motivos para la esperanza, materia idónea con la que trabajar.

Sin embargo, la sensación mayoritaria que uno percibe por ahí, en conversaciones, tertulias, redes sociales, es que los españoles vamos a peor. Nos estamos asilvestrando, perdiendo clarividencia y ganando en ofuscación, sin capacidad para distinguir el modo correcto de vivir y el modo torpe de hacerlo.

Aquí hay algo que no cuadra.

Más en twitter: @javierfumero

 
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