Javier Fumero

Por qué los “tocapelotas” de Vox han acabado en Mordor

Mitin de Vox en Vistalegre (Madrid), en octubre de 2018.
Mitin de Vox en Vistalegre (Madrid).

Lo llaman el “gallinero” pero algunos, utilizando un lenguaje más ‘tolkiniano’ e inspirándose la trilogía de ‘El Señor de los Anillos’, lo han apodado Mordor. Es el lugar al que la Mesa del Congreso (con la mayoría de votos que suman PSOE y Unidas Podemos) ha relegado a los 24 diputados de Vox: las dos últimas filas del Hemiciclo.

Otros partidos como menos escaños, como el PNV, han sido situados en primera fila. Concretamente justo detrás de los bancos azules del Gobierno, en el triángulo central y junto a Unidas Podemos.

Nada se ha negociado. Los fontaneros de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias han urdido esta estratagema a espaldas de la oposición, sirviéndose de la mayoría que algunos llaman "rodillo" cuando lo utiliza la derecha. Ciudadanos y PP aseguran que van a impugnar esta decisión porque no han sido avisados, ni consultados. Los de Albert Rivera están que trinan, además, por haber sido desplazados del centro del hemiciclo hacia la derecha. Ahí está la izquierda pasando factura de su negativa al pacto. ¿No quieres investirme? Pues toma desplazamiento.

El partido de Santiago Abascal habla de “atropello”: “Se nos ha humillado pero no serán capaces de apagar nuestra voz”. Desde Vox se acusa a la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, de actuar como “brazo ejecutor del Gobierno de Sánchez” para ganarse el favor de “golpistas” y nacionalistas. Recuerdan que Vox representa a casi tres millones de españoles y que su ubicación “no es acorde al uso parlamentario ni a la representación que ostenta”.

De todas formas, nadie puede decir que no estaba avisado. El pasado 22 de mayo este confidencial ya adelantó la que se les venía encima a los chicos de Vox. ¿Se acuerdan de la agitada sesión constitutiva de las Cortes celebrada el día anterior? Abascal y los 23 diputados restantes de la formación verde consiguieron bastante protagonismo al jurar su cargo “por España”, al patalear cuando los diputados independentistas recurrían a una fórmula ‘novedosa’ de promesa y con su golpe de efecto inicial.

Aquel día, varios parlamentarios de Vox decidieron madrugar y ocuparon, raudos y veloces, las butacas de la zona baja a la izquierda del hemiciclo. Desde las primeras elecciones democráticas tras el franquismo en esos asientos solían sentarse los representantes del PSOE. Las caras de los socialistas eran un poema. Estaban enfurecidos.

Tanto… que altos cargos de Ferraz profirieron aquella jornada palabras muy duras contra el partido de Abascal: “Ya están tocando las pelotas desde el principio”. Además, ese día un colaborador muy cercano a Pedro Sánchez anunció la venganza que ahora se acaba de consumar:

-- [Con la mayoría de PSOE y Podemos en la mesa del Congreso] “los vamos a mandar [a Vox] no a la última fila, al gallinero, sino que los vamos a poner en la cantina”.

Dicho y hecho.

 

Más en twitter: @javierfumero

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