Javier Fumero

La trampa que esconden los decretos supercontenedores

Un mando de aire acondicionado
Un mando de aire acondicionado

Algunos, los más avezados, ya sabrán de lo que hablo. Pero me temo que muchos españoles están en la inopia sobre una práctica de este Gobierno que le permite camuflar su debilidad parlamentaria: los decretos “supercontenedores”. Me explico.

El Ejecutivo de Pedro Sánchez ha tomado la costumbre, practicada anteriormente por otros presidentes aunque sin tanta profusión, de elaborar “decretos ómnibus”, como también se llaman. Se trata de normas que incluyen en su articulado asuntos de muy diversa índole, muy poco o nada relacionados entre ellos. Con un ejemplo real se va a entender mejor.

El famoso decreto de ahorro energético aprobado este jueves en el Congreso incluye multitud de medidas en absoluto relacionadas con la energía y con el compromiso de nuestro país con Europa para reducir la dependencia del gas. De hecho, sólo cinco páginas de las cincuenta que tiene el documento tienen que ver con energía. Cinco de cincuenta. El grueso de esta ley, tres de sus cinco títulos, está dirigido al sector del transporte: medidas de apoyo y liquidez a empresas de transporte terrestre, abonos gratuitos para el transporte público, y apoyo al sector aéreo y marítimo. Además, hay un título específico y completo sobre becas para estudiantes.

Es decir, que oponerse a este decreto, si un partido no estaba conforme con la estrategia energética del gobierno para el ahorro de gas, era oponerse a que los estudiantes recibieran ayudas y negarse a apoyar a los transportistas ahogados por el aumento del precio de los carburantes. ¿Entienden la trampa?

Ojo. No es la primera vez que esto sucede con este Ejecutivo y con un decreto de cierta entidad. El llamado “decreto anticrisis”, aprobado durante el primer semestre de este año para paliar los efectos de la guerra de Ucrania, también llevaba escondidos en su interior asuntos de lo más variado: por ejemplo, medidas para ayudar a los afectados por el volcán de La Palma. Nada menos.

Ciudadanos ha hablado abiertamente de chantaje. El PP, de malas artes. El PNV ha criticado este modo de proceder, porque deja escaso margen de maniobra y polariza el debate. El PSOE dirá que todos lo han hecho, que están en su derecho.

Efectivamente, puede ser legítimo. Pero no hay duda de que se trata de una anomalía que ayuda muy poco a entender el trabajo de nuestros gobernantes. A veces, parecen empeñados en discutir, chocar, enfrentarse, como si esto fuera el objetivo prioritario y no el bien de todos los españoles.

Más en twitter: @javierfumero

 
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