Javier Fumero

Y con ustedes, la mujer barbuda

Una urna en una mesa de un colegio de Madrid en el que se votó en mayo de 2021.
Una urna en una mesa de un colegio de Madrid en el que se votó en mayo de 2021.

Lo sabe hasta la inteligencia artificial: la sobreactuación en política es un error, no es buena, daña la democracia. Fíjense. Le acabo de hacer esta pregunta a ChatGPT: “¿Por qué es negativo que los políticos hagan teatro?”. Su respuesta ha sido esta:

-- “El teatro es una forma de arte que busca entretener y conmover al público. Los políticos que hacen teatro pueden ser vistos como falsos o hipócritas, ya que están actuando en lugar de ser auténticos. Además, los políticos que hacen teatro pueden distraer a la gente de los problemas reales y hacer que se centren en la política como un espectáculo en lugar de como una forma de mejorar la sociedad. También pueden erosionar la confianza del público en ellos y en el sistema político en general”.

¿Ven? Hasta una máquina lo sabe. No es bueno convertir la vida política, una campaña electoral, en un show. No todo vale por lograr un voto más.

Sin embargo, aquí estamos: a dos meses escasos de las elecciones municipales y autonómicas y con nuestros líderes empezando a destapar el tarro de las esencias del marketing y la propaganda.

Isabel Díaz Ayuso ha roto solemnemente con Vox… para intentar acortar esa distancia que le separa en los sondeos de la mayoría absoluta. Pero si no logra el objetivo, todos saben con quién pactará. Miguel Ángel Revilla ha aparecido en escena perpetrando una canción a los pies de la cama de un enfermo aturdido en una habitación de hospital. José Luis Martínez Almeida no para de prestarse a cualquier espectáculo circense: ya sea volar desde una colchoneta elástica, patear un balón de rugby, marcarse unos pasos de baile… El alcalde de Bilbao, Juan María Aburto, se ha pegado un trastazo de aúpa al intentar poner pie a tierra de la bicicleta durante una caravana ciclista por la ciudad. El PP de Feijóo ha invitado a un sarao con hispanos a una pastora evangélica, que ha repartido su bendición sobre España y los madrileños. Y así todo. Sólo falta que irrumpan la mujer barbuda y el hombre bala. Ya estaríamos todos.

Entiendo que intentar convencer con ideas, propuestas, programa, medidas concretas… es más complejo. Requiere poder de convicción, pedagogía y grandes dotes de ingenio. Pero nuestra clase política no debe renunciar a ello. Lo contrario es tratar a los ciudadanos como tontos.

En cualquier caso, creo que largo, muy largo, se nos van a hacer estos días hasta el 28-M. Me temo.

Más en twitter: @javierfumero

 
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