Javier Fumero

Y si al final no suman…

Archivo - El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, se abrazan tras la aprobación de los Presupuestos para 2023
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, se abrazan tras la aprobación de los Presupuestos para 2023

El PSOE apenas lo oculta: el peor escenario para Pedro Sánchez y los socialistas en las generales de final de año es que la izquierda se presente dividida. Es un riesgo real que asegura, con poco género de dudas, un fracaso en las urnas a su causa por la imposibilidad de formar gobierno.

Si la plataforma de Yolanda Díaz y Podemos se presentan por separado, compitiendo con el PSOE por el votante de izquierdas, será el fin. Y lo cierto es que todas las señales invitan hoy a pensar que va a ser muy difícil cerrar un acuerdo. Por Yolanda y Por Irene.

Irene Montero lleva semanas reforzando su imagen, subrayando su perfil de líder, a pesar de los pesares (es decir, de sus muchas meteduras de pata). A su lado, Ione Belarra y Lilith Verstrynge han levantado un liderazgo femenino al frente del partido y van a defender, con uñas y dientes, una negociación de igual a igual con Sumar. En privado admiten que no se fían en absoluto de la vicepresidenta y ministra de Trabajo que, muy delicadamente en las formas, marca distancias siempre que puede con los morados.

Pero Unidas Podemos no está como para tirar cohetes. Celebra este sábado en Zaragoza su noveno aniversario, conmemorando el acto de presentación del 17 de enero de 2014 en el Teatro del Barrio de Lavapiés, en el que participaron Pablo Iglesias, Iñigo Errejón, Juan Carlos Monedero, Teresa Rodríguez y Miguel Urbán. Fíjense: nueve años después, tres de los cinco fundadores han salido tarifando, abandonaron el partido y ahora tienen vida política propia.

En paralelo, Yolanda Díaz trata de construirse una imagen de estadista, de líder confiable, nada extremista. Quiere liderar esa plataforma de izquierda transformadora para convertirse en la primera mujer presidenta del Gobierno en España. Por eso ella no ha estado en las principales meteduras de pata de sus potenciales aliados morados: ni ha promovido la Ley trans que ha dividido el feminismo tradicional, ni se la ha escuchado una defensa muy encendida de la polémica Ley del sólo sí es sí, que ha terminado como el rosario de la aurora.

Yolanda piensa que sus potenciales aliados de Podemos se han equivocado y mucho. Para llegar a Moncloa no se puede hablar principalmente para los más extremistas de tu formación. El poder se logra por el centro. Por eso, si hay que ampliar el presupuesto de Defensa porque lo exige la OTAN (caso real), uno debe ser capaz –dice Yolanda- de dejar tu antimilitarismo aparcadito y tragar (como ha sucedido). Quien no sea capaz de pagar peajes de este tipo, permanecerá como una formación residual, minoritaria, intrascendente de hecho.

Esto es lo que separa, y no es poco, a Sumar de Podemos. Eso y algo mucho más pragmático: el reparto de poder. Esa es la otra gran batalla pendiente: quién será quién en la confluencia de Sumar con Podemos. Qué peso tendrá cada uno. Cómo se repartirá el pastel.

Como ya he dicho, Podemos insiste en que negociará “de igual a igual”, pues se siente legitimado por estos nueve años de historia y estos tres en el Ejecutivo. Y Yolanda no querrá perder ni un centímetro de centralidad, de moderación, si quiere presentar realmente una lista de izquierda transformadora. Este es el desafío. El riesgo es la división, mortal de necesidad para todos ellos. Bonito pulso nos espera.

Más en twitter: @javierfumero

 
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